Su espíritu jamás dejaría la tierra, era su destino cuidar de los últimos nacidos, sus hermanos y hermanas, hijos e hijas de los primeros moradores del universo frío y siniestro.
Los otros universos no tenían constancia de su aparición ni de por qué fueron creados, solo él conocía su gran destino, por eso se sacrificó para que todo su potencial guiara a sus hermanos a su último destino.
¿No sabéis cuál es? Bien, os lo voy a decir: son los erradicadores del multiverso. Ya lo sabíais, todo lo que empieza tiene que acabar para volver a surgir de nuevo con más fuerza que antes.
Yo soy el guardián del tiempo y mis hermanos y hermanas son las horas, minutos y segundos que os quedan para sucumbir al tiempo.
M. D. Álvarez
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