Él sería su eterno caballero y guardián de su mundo lleno de color y luz, donde ella era la reina de su corazón y se sentía libre para amarla sin medida ni restricciones.
Su felicidad era su único deseo y esperanza, ya que sin ella su reino no tendría razón de ser. Desaparecería al igual que su eterno amante.
M. D. Álvarez
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