Sus ancestros habían nacido para cazar y vivir en libertad, no atrapados tras unas jaulas.
Era lo que más le dolía: su naturaleza salvaje no podía soportar el cautiverio de su raza. Aprovechó la luna llena para dejar libre a su lobo interior, liberando a sus congéneres.
Los llevaría a un lugar seguro donde ya nadie los cazara por su piel y su naturaleza. El único aliado que tenían era su madre, la luna llena, que los cobijó bajo su influjo ambarino.
Todos y cada uno de sus hermanos fue llevado con su madre, que los cuidaría para toda la eternidad, y su hermano mayor los protegería de todo mal.
M. D. Álvarez
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