Ella murió por su culpa y no podía soportarlo. Buscaba reunirse con ella a toda costa en los Campos Elíseos, pero la muerte le era esquiva.
Consultó al oráculo la forma de hallar su muerte, pero el oráculo también le resultó esquivo y engañoso.
Tomó la determinación de escalar el monte Olimpo y que los dioses le dieran muerte por tal atrevimiento.
Sin embargo, estos también se le mostraban esquivos, hasta que un buen día el sabio centauro Quirón se apiadó de él y le ofreció un consejo: ¿por qué buscar la muerte cuando puedes hallar a tu amada? Le enseñó la entrada a los Campos Elíseos, donde la hallarás y podrás quedarte con ella si el rey del inframundo te da permiso.
M. D. Álvarez
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