Mientras tanto, el comando exploraba las vastas llanuras y los bosques oscuros del planeta. Descubrieron ruinas antiguas, inscripciones en una lengua desconocida y artefactos misteriosos. Cada hallazgo parecía conectarlos con los Alnitaks de alguna manera.
La tensión creció. Los líderes del mundo azul se volvieron paranoicos, acusándose mutuamente de traición. El comando sabía que debían descubrir la verdad antes de que estallara la guerra.
Y así, en las profundidades de una cueva olvidada, encontraron un antiguo dispositivo. Al activarlo, reveló una verdad impactante: los Alnitaks eran descendientes de una civilización ancestral que había colonizado ambos mundos. La guerra no era inevitable; la reconciliación estaba al alcance de sus manos.
¿Qué camino tomarían? ¿La paz o la destrucción? El destino de dos mundos pendía de un hilo.
M. D. Álvarez
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