No parecía un asteroide, aunque así nos lo habían hecho creer. Era Oumuamua, al parecer, un objeto metálico recubierto de rocas que fue desgajado de otro aún más grande.
Con qué intención, nadie lo sabe, pero al parecer lo arrojaron para impactar en nuestro bello planeta.
¿Por quién? Os preguntaréis. Pues, ¿por quién va a ser? Por entidades hostiles a nuestro avance en la carrera espacial.
Ahora estaba en nuestras manos el desviarlo o destruirlo.
M. D. Álvarez
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