Ahora que no la tengo a mi lado, siento que mi dolor es incontrolable e insufrible, como su enfermedad que me la arrebató sin previo aviso. Debí aprovechar los momentos que podía estar con ella.
En vez de eso la dejé ingresada en el hospital hasta su fatal desenlace. No podía hacer frente a su pérdida.
M. D. Álvarez
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