- Somos dos tíos fuertes ¿a que si? –Dijo Oto a su hermano
Efialtes, infundiéndose ánimos para emprender la tarea de escalar el Olimpo.
- Y una vez arriba seremos los dueños, esclavizaremos a Zeus
y a los demás dioses. Luego sumiremos a la tierra y a la humanidad entre
tinieblas. – Afirmó Efialtes.
Lo que no sabían, ni
vieron ninguno de los dos, era la gigantesca mole que se les venía encima…
Perecieron espachurrados bajo el peñasco que les arrojó Heracles, el favorito
de Zeus.
© M. D. Álvarez