- Sí, papá, pero, ¿y esa? - Quiso saber la chiquitina
señalando con su dedito regordete el marco vacío que presidía la estancia.
- Esa, tesoro mío será la tuya cuando cumplas los 18 y para
eso todavía queda mucho tiempo.
- ¿Papá por qué nos dejó mamá?
- Corazón, aún eres demasiado joven como para conocer la
verdad. - Dijo el padre visiblemente entristecido al recordar como había muerto
su esposa.
- ¿Y de qué color eran sus ojos?
- Igual que los tuyos. - Dijo mientras comenzaba a ver tras
su dulce mirada, el extraño fulgor que
había abrasado la vida de su esposa.
©M, D. Álvarez