miércoles, 30 de octubre de 2024

El cabreo de las musas.

Mis musas se van transformando cada día en más salvajes y oscuras en sus murmullos. Yo las trato con ternura y aprecio, pero ellas comienzan a desbarrar de forma salvaje. Intento contenerlas, aunque se me hace difícil no dejarme llevar con ellas, pero tengo que contenerme.

Si dejara salir todo lo que me murmuran, no podría contener mi verbo y sería inextinguible mi prosa, no tendría fin hasta que se calmaran o terminaran con mi vida.

No sé qué les habré hecho, pero creo que se han enfadado conmigo. Debo hacer algo para mantenerlas tranquilas, aunque me cueste mi salud.

Sus susurros eran cada vez más atronadores e insistentes, me llevaban a escribir sus voces taladrándome el cerebro con frialdad, sin compasión. ¿Será que les he puesto demasiada música de Evanescence?

M. D. Álvarez 

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