Su llegada significó la evolución de sus pobladores, antaño formas unicelulares. En cuanto ella llegó y sintieron su presencia, comenzaron a evolucionar hasta convertirse en algo parecido a ella, pero de forma diferente.
Siendo ella la única de su especie, los demás eran seres masculinos y una sola reina para perpetuar su especie. Estudió a todos los especímenes para localizar al más apto y fuerte de todos ellos, y le ordenó eliminar a los demás especímenes.
Su impronta había sido grabada a fuego y cumplió sus órdenes. Ya solo le quedaba completar el círculo.
Se unieron en un abrazo perpetuo, dando origen a una explosión de sentimientos y emociones que terminaron por florecer en nuevos mundos de luz y pasiones, donde crecieron multitudes de reinas que viajarían a los rincones más oscuros e inexplorados del universo primigenio para expandirlo en su totalidad.
M. D. Álvarez
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