Fue el progenitor de los seres alados, pero su corazón estaba vacío y solo necesitaba llenar con algo su corazón solitario. Suplicó al gran hacedor que le diera conocimiento y sabiduría.
El ser omnisciente le dio lo que deseaba, y también le dio una compañera a la que amar. Él olvidó todo deseo de saber y la amó intensamente . Ella supo que lo amaría hasta el fin de los tiempos, pero algo se quebró en su interior.
Sabía que no sería duradero, y solicitó un alma pura e inmortal para él y para ella, y así seguir amándola con una intensidad abrasadora. El hacedor se lo concedió, advirtiéndole que su alma sería eterna, igual que la de ella. Seguirían juntos hasta que el infierno se helase o los cielos ardieran.
M. D. Álvarez
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