sábado, 7 de septiembre de 2024

Mayday

Su penetrante mirada la taladraba sin compasión; sus intensos ojos azules la reprochaban haberlo delatado, pero él comprendía el porqué. Sabía que la quería y se sacrificaría por ella. Las torturas a las que lo sometieron no lo quebraron, pero era conciente de que si la hubieran torturado a ella, no lo habría soportado.

Cuando lo llevaron a la celda, ella se sintió hundida y apenada. No sabía cuánto dolor había soportado su compañero, pero debió de ser aterrador e insufrible. Sin embargo, no emitió ningún grito de dolor; no se lo reprochó, consciente de que ella no lo habría soportado.

Intentó vendar sus heridas, pero eran profundas y las hemorragias no cesaban. Él sintió haberla juzgado por delatarlo; ahora comprendía lo que conllevaba ser el líder: sacrificarse por los subalternos, aquellos a los que tenía que proteger sin importar su seguridad.

Ella logró finalmente frenar las hemorragias, pero no sabía cuánto durarían las vendas si volvían a torturarlo; quizás no sobreviviría.

Por suerte para los dos, había logrado enviar un Mayday que fue recibido en el cuartel general. Mandaron una misión de rescate que logró liberarlos. 

Lo introdujeron en una cámara de estasis donde lo mantendrían con vida hasta llegar al hospital, donde se recuperaría de las heridas sufridas. Las psicológicas, sin embargo serían más difíciles de curar. Ella lo cuidaba y le daba fuerzas para sobreponerse a los hechos acaecidos en la última misión.

M. D. Álvarez

No hay comentarios:

Publicar un comentario