Son las doce horas, un minuto y quince segundos -respondió con sorpresa.
Era la tercera vez que se posponía el fin del mundo. Ahora que estaba todo preparado para abandonarlo.
-¡Mira que tienes sentido del humor! -dijo el diablo carcajeándose.
-¡No, solo soy práctico! ¿Por qué destruir una vaca cuando nos da tanto juego? -sentenció Dios.
-Si sigues jugando con ellos te abandonarán -recriminó el demonio.
-Si lo hacen, entonces es cuando los destruiré sin previo aviso, pero mientras quede alguien que crea en mí seguirán viviendo -se reafirmó el creador.
M. D. Alvarez
No hay comentarios:
Publicar un comentario