miércoles, 11 de septiembre de 2024

La montaña del diablo.

Aquella montaña llevaba el aterrador nombre de la Montaña del Diablo por muchos motivos. Yo era uno de esos motivos; mi apariencia era terrorífica y dantesca. La montaña era mi hogar y como tal, lo defendería contra los usurpadores. 

Aquellos que pensaban que la montaña escondía grandes tesoros, y en verdad había un tesoro en su interior: mi esposa y mis tres preciosas criaturas. 

Ella tenía un tono de piel color magenta, suaves curvas, ojos azules, cabello verde esmeralda y una sonrisa endiabladamente arrebatadora. Mis criaturas, de piel naranja y ojos verdes, eran mi tesoro y yo debía protegerlos. 

Como ya dije, mi aspecto era aterrador: mi tono de piel era de un negro vantablack que resaltaba mis ojos verdes y mis cuernos del más puro blanco. 

M. D. Álvarez

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