miércoles, 11 de septiembre de 2024

Él susto.

Aquello no podía ser posible. Aquella criatura de espeluznante aspecto se dirigía hacia mí como si se tratara de su presa. Lo esquivaba como podía, pero me seguía allá donde iba. El único lugar al que no me seguía era al cementerio. Querría decirme algo. Lo más seguro es que me había muerto y no lo sabía, y mandaron a aquel cancerbero sin forma a llevarme al redil.

En uno de mis paseos por el cementerio, vi una tumba con un ángel orando con una placa en la que ponía: "Aquí yace M. D. Álvarez, insigne escritora y apasionada de la mitología". Aquello acabó de rematarme, llevándome directamente a mi ataúd.

Continuará...

M. D. Álvarez 

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