El guerrero, herido pero aún con vida, despertó en una cama de hospital. La cala y los campos de batalla quedaron atrás. Su equipo lo rodeaba, rostros cansados pero aliviados.
-¿Por qué me rescataron?" preguntó.
El líder sonrió: "Porque eres más valioso vivo que muerto".
El guerrero asintió, sabiendo que su sacrificio no fue en vano. A medida que se recuperaba, reflexionó sobre su destino y el precio de la victoria. ¿Qué más le depararía el futuro?
Solo el tiempo lo diría, ya que estaba cansado de combatir y de defender junto al equipo un mundo que no se lo agradecía lo suficientemente. Por eso, su último deseo fue abandonar su cuerpo.
M. D. Álvarez
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