sábado, 7 de septiembre de 2024

La mesa del tratado

Sobre aquella mesa ricamente decorada con refinamiento y elegancia, de líneas curvas, volutas y finamente talladas con intrincados motivos florales y orgánicos, iba a ser firmado el tratado más importante de la historia y él, el maestro ebanista, había sido seleccionado para elaborar el encargo con el cual sería reconocido como el mejor ebanista de todos los tiempos. La madera que utilizó era del árbol suar.

Comenzó con las patas de la mesa tallando cuatro fénix alados; sobre sus alas, colocó un tablero de mármol de 2 centímetros de grosor, rodeándolo de un borde de unos 20 centímetros de altura. Lo decoró tallando flores de lis y, como toque personal, añadió su escudo heráldico. La mesa recibió el nombre de la mesa del Juicio y medía 30x10.

El tratado que se firmó sobre tan monumental mesa fue el Tratado de París. Si no saben a qué tratado me estoy refiriendo, se trata de la reunión en París donde se juntaron las 21 naciones aliadas para firmar la rendición y decidir los términos de paz para las cinco naciones aliadas de Alemania.

Pero esta es la historia de una mesa histórica; tras la firma, esta mesa quedó relegada y olvidada de la historia, al igual que su constructor.

He buscado y buceado en los libros de historia y solo he hallado un pequeño dato: un nombre, Balthazar Lieutaud, un gran maestro ebanista, nacido en 1720 y fallecido en 1780.

Este magnífico ebanista nunca supo la trascendencia de su obra, aquella magnífica mesa llevaría sobre sí todo el peso de la humanidad.

M. D.  Álvarez 

No hay comentarios:

Publicar un comentario