Su padre estaba al teléfono consultando con el médico, quien le dijo que posiblemente le estaban saliendo los dientes y que le dieran un mordedor para calmarla.
El mordedor era una preciosa fresa que terminó siendo mordisqueada por su pbebita y pareció gustarle, por la cara de satisfacción que puso en cuanto su padre le enseñó aquella preciosa fresita.
M. D. Álvarez
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