El refugio era más grande por fuera que por dentro, él le ocultaba algo, pero esperaría a ver si se decidía a compartir sus secretos.
Ella era un libro abierto para él, por eso percibió su preocupación y le preguntó si quería decirle algo. Ella se decidió y le dijo que el refugio era más grande de lo que él pensaba, debía tener un cuarto secreto.
Él se echó a reír diciendo "no te puedo ocultar nada, ven conmigo, te voy a mostrar mi secreto". Se acercó a la pared del fondo donde había un cuadro de ellos dos juntos, lo ladeó, se oyó un clic y se abrió una puerta oculta.
Estaba oscuro como boca de lobo, él se adentró desapareciendo en la oscuridad. Pasados cinco minutos, su mano asomó invitándola a pasar. Ella no las tenía todas consigo, pero se decidió, él siempre había sido bueno con ella. Nada más cruzar el umbral, se vio transportada a un mundo de luz y color, repleto de maravillas..
¿Cómo es posible? se preguntó ella.
El risueño le explicó que su familia era la encargada de defender el portal de acceso a aquel mundo mágico. "Y ahora tú me ayudarás a protegerlo de los extraños", añadió.
M. D. Álvarez
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