jueves, 28 de noviembre de 2024

El nuevo cubil.

Oteando el horizonte, sus ojos escudriñaban y vigilaban cualquier movimiento extraño que pudiera suponer un peligro para su camada. Ella los mantenía calentitos y amamantándolos; él salía a cazar para alimentarla a ella, su única razón de ser. Un día, cuando él salió de cacería, presentía que algo iba mal y volvió junto a ella. 

La halló herida, pero había logrado ocultar su tesoro más hermoso: sus cuatro cachorros, que al verlo regresar corrieron hacia él. Apesadumbrado, lamió las heridas de ella, que milagrosamente cicatrizaron por el amor que él sentía por ella. 

Tenía que buscar una nueva ubicación para su cubil, aquel ya no era seguro para ellos. Encontró un lugar inexpugnable en un risco alejado de su anterior cueva. Primero trasladó amorosamente a sus cuatro cachorros, llevándoselos de uno en uno sujetándolos con la boca. 

Por último, fue a buscar a su compañera y la acompañó, sirviéndose de apoyo cuando las fuerzas le fallaban. Ya en su nuevo bastión, se dedicó a cuidar de ella y de sus cuatro cachorros hasta que ella se recuperó por completo.

M. D. Álvarez 

No hay comentarios:

Publicar un comentario