Él había salido para tratar de alejar al monstruo de allí. Vieron pasar a un gigantesco oso con unos dientes verdaderamente espeluznantes, pero parecía huir. Detrás de aquel terrorífico oso vieron pasar lo que parecía un lobo de grandes proporciones, pero permanecieron allí quietos pensando que su amigo había sido devorado por aquellas temibles criaturas.
De pronto, alguien se acercaba corriendo. Le oyeron decir: "¿Estáis bien?"
Salieron y lo vieron cubierto de sangre. Se asustaron y le preguntaron si estaba herido.
"No, no me ha herido. Es más, he tenido que correr detrás de él para darle alcance y terminar con su vida.
"¿Qué le has perseguido?", dijo una de sus compañeras visiblemente aterrorizada.
"Porque no quería que nos oliera y nos localizara", respondió sinceramente.
"Pero si hemos visto un lobo gigante tras el oso", repuso otro de sus amigos.
"Sí, ¿y quién creéis que es ese lobo?", dijo con una sonrisa desafiante.
Sus amigos no sabían si abrazarle o huir, no las tenían todas consigo. Pero él les aclaró que jamás les haría ningún daño, eran como su familia y no iba a permitir que murieran en aquel angosto agujero.
M. D. Álvarez
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