Con solo chasquear los dedos, era capaz de redefinir el cosmos y crearlo a su imagen. Su creador le había mostrado los entresijos de la creación y le había mandado a reformar un cosmos rebelde que se estaba saliendo de madre. Su total desprecio por sus otros cosmos hermanos era insufrible y estaba afectando al inmenso macrocosmos del primer y único fundador del multiverso.
Aquel cosmos rebelde reunía algunas piezas clave que, si se podían redefinir, no haría falta aniquilar e idear otro; solo tenía que eliminar algunos corpúsculos aberrantes y el cosmos otrora rebelde se convertiría en un cosmos que brillaría como un millón de soles.
M. D. Álvarez
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