lunes, 31 de marzo de 2025

Jabonero.

Su ganado era lo más importante para él, y con tan solo un vistazo se dio cuenta de que le faltaba uno de sus mejores ejemplares. Al parecer, habían pastado en un terreno colindante con el prado de los toros. 

No cabía ningún subterfugio con aquel toro bravo que miraba con deseo a sus dóciles vacas. Si tan solo se hubiera conformado con preñar a una, pero no a su favorita, ¿dónde se ha visto un toro que sucumbe a los encantos de una dulce frisona?

 Se dirigió al dueño de tan bravo toro, exigiéndole que atara en corto a aquel ejemplar de magnífico toro jabonero, a lo que el dueño le respondió que era un ejemplar tan suntuoso que no podía mantener las vacas alejadas de él.

M. D. Álvarez 

domingo, 30 de marzo de 2025

El hombre lobo y la princesa.

Él se ocultaba en aquel enorme establo. Los caballos se movían inquietos, pero no era por él; había otra presencia sombría que lo buscaba, sedienta. Él decidió escabullirse por una tabla suelta en la pared del establo y se dirigió velozmente hacia un poblado bosque de coníferas. 

La presencia intuyó su presencia en el bosque y se dirigió en su búsqueda. Lo halló dormido en una oquedad de un árbol caído. Se acercó cautelosamente y acarició su denso pelaje dorado.  

—Te pillé —le susurró al oído.  

No tenía escapatoria y se entregó sin resistencia.  Ella lo domeñó suavemente con ternura y pasión; él, sumiso, se entregaba a las caricias de ella.  

Bajo los árboles, se amaron ardorosamente hasta el día siguiente. Cuando se hallaron los dos tendidos y abrazados amorosamente, ella hizo ademán de levantarse, pero él la retuvo con ternura. Su unión estaba prohibida y tan solo podían amarse una vez al mes.  

—No te vayas —suplicó él.  

—He de irme; si descubren mi desaparición, no pararán en buscarme, y lo sabes —dijo ella con media sonrisa.  

—Espérame, te buscaré la siguiente luna llena —manifestó, mordiéndose el labio y deseando un nuevo encuentro con su apuesto y fornido hombre lobo al que amaba con locura desde que lo encontró solo y asustado.

M. D. Álvarez 

sábado, 29 de marzo de 2025

El fresno y la mariposa.

Aquella pequeña oruguita se había estado atiborrando de brotes tiernos. Cuando hubo alcanzado el tamaño adecuado, buscó una hermosa rama de fresno para poder construir su crisálida. El fresno, viendo que la pequeña oruguita comenzaba su laboriosa construcción, la cuidó. 

Cuando hubo terminado su crisálida, hizo brotar verdes hojas para camuflar a su huésped. Transcurridos los quince días, aquella chiquitina comenzó a surgir como una hermosa mariposa. 

Cuando extendió sus alas, sus vivos colores azul turquesa, violeta y nacarado hicieron que el fresno le habló así: "Oh, tú bella criatura de hermosos colores y alas primorosas, ¿tendrías la bondad de permanecer a mi lado?" Así, mis brotes jóvenes podrán disfrutar de tu etéreo revoloteo.

La tierna mariposa le respondió con candor: "Noble fresno, acogiste a una pequeña oruguita y cuidaste de ella. Ten la seguridad de que permaneceré junto a tus dulces brotes y así disfrutarás de mi dulce revoloteo entre tus magnas y grandes ramas, pues sé que hiciste brotar dulces hojas alrededor de mi crisálida para ocultarla de la vista de terribles cazadores."

M. D. Álvarez 

viernes, 28 de marzo de 2025

Balansiya.

El pequeño azor desplegó sus alas y surcó los territorios del Al-Ándalus, que abarcaban parte de la península ibérica y parte del norte de África. Nuestra historia comienza con la reconquista de la ciudad de Valencia, pero continuemos con el azor, el cual seguía volando por los territorios de su señor y acudía presto a la llamada de su dueño.

—¿Qué has visto por ahí arriba, mi fiel Albaz?— preguntó este, observando con aquellos ojos negros.—Tienes razón, tú no hablas —dijo él, el emir, dándole un trozo de conejo a su fiel Albaz, quien lo recibió con satisfacción. En aquel preciso momento, el emir se encontraba frente a la fortaleza de Balansiya, ciudad bastión del reino de Balansiya.

Las puertas se abrieron y el azor alzó de nuevo el vuelo, sobrevolando las callejuelas hasta llegar al gran castillo de Cullera, que se alzaba majestuoso sobre la ciudad de Balansiya. El pequeño azor voló hasta lo alto, donde enarbolaban los pendones de su señor, el gran rey de la taifa de Balansiya, Zayyán ibn Mardanish, bajo cuyo mandato la muy noble ciudad de Balansiya sería rendida al rey Jaime I en la batalla del Puig, donde sus tropas serían derrotadas.

Tras la derrota de sus tropas, el rey regresó a Balansiya, donde se refugió. La ciudad fue sometida a un brutal asedio de cinco meses, tras los cuales se reunieron Jaime I, su esposa Violante de Hungría y, por parte de Zayyán, su sobrino Abu-L-Hamlek. Para certificar la aceptación de las condiciones, debía ondear la bandera del rey aragonés en la torre de Ali Bufat. Según cuentan las crónicas, cuando eso sucedió, el rey bajó del caballo y, llorando, besó la tierra que lo vio nacer  y fue feliz.

Las últimas palabras del rey fueron para su querido azor.

—Vuela, mi buen Albaz, lleva la noticia a las alejadas tierras de mi amado reino sobre la pérdida de la muy noble y recia ciudad de Balansiya. Con ella cae la taifa de Balansiya, y con ello, mi honor." 

El pequeño azor voló sobre los otrora territorios de Al-Ándalus y cruzó el estrecho hasta las tierras rojizas del Sahara.

M. D. Álvarez 

Empapado.

Él finge que no le importa; acababa de ser empapado por un borracho que había derramado su cerveza sobre él. Si tan solo le hubiera pedido perdón, pero nada. Siguió espetándole: "Me debes una cerveza". 

Tanto lo cabreó que se giró y, con sus dos metros de altura y músculos por doquier, le dijo: "—De verdad, ¿quieres enfrentarte conmigo?". 

El borracho, al ver la estatura y la fiereza de su mirada, agachó las orejas y abandonó el antro con el rabo entre las piernas, maldiciendo su mala suerte.

M. D. Álvarez 

El bosque sombrío.

En lo profundo del Bosque Encantado, donde los árboles susurran secretos antiguos y la niebla se desliza como un velo etéreo, se encontraba un pequeño pueblo llamado Luminara. Los habitantes de Luminara vivían en paz, pero siempre con una sensación de inquietud, pues sabían que su bosque albergaba criaturas de la noche.

Una noche de luna llena, cuando el cielo estaba despejado y las estrellas brillaban con intensidad, un joven llamado Elian decidió aventurarse en el bosque. Había oído historias de tesoros escondidos y quería probar su valentía. Armado con una linterna y un viejo mapa, se adentró en la espesura.

Mientras caminaba, Elian escuchó un aullido lejano que hizo que su corazón latiera con fuerza. Sabía que los licántropos rondaban el bosque en noches como esa. Aceleró el paso, pero pronto se dio cuenta de que no estaba solo. Una figura alta y esbelta emergió de entre los árboles. Sus ojos rojos brillaban con una intensidad sobrenatural.

"¿Quién eres?" preguntó Elian, tratando de mantener la calma.

"Soy Lucian," respondió la figura, revelando sus colmillos afilados. "Un vampiro, y este bosque es mi dominio."

Elian retrocedió, pero antes de que pudiera huir, un enorme lobo gris saltó de entre los arbustos, interponiéndose entre él y el vampiro. El lobo se transformó lentamente en un hombre, un licántropo llamado Kael.

"Este humano está bajo mi protección," gruñó Kael, mirando a Lucian con desdén.

Lucian sonrió con frialdad. "No tienes poder sobre mí, lobo. Este bosque es tan mío como tuyo."

Antes de que la situación pudiera escalar, una luz brillante envolvió a los tres. Una figura etérea, una guardiana del bosque, apareció ante ellos. "Basta," dijo con voz firme. "Este bosque es un lugar de paz. Si desean luchar, lo harán fuera de sus límites."

Elian, Kael y Lucian se miraron, comprendiendo que la guardiana no permitiría ningún conflicto. Con un suspiro, Lucian se desvaneció en la oscuridad, y Kael volvió a su forma de lobo, acompañando a Elian de regreso al pueblo.

Desde esa noche, Elian supo que el Bosque Encantado guardaba secretos más profundos de lo que jamás había imaginado. Y aunque las criaturas de la noche seguían rondando, la paz se mantenía gracias a la guardiana del bosque, que velaba por todos sus habitantes, humanos y sobrenaturales por igual.

M. D. Álvarez 

jueves, 27 de marzo de 2025

La noticia.

Él finge que no le importa, mientras su pequeña disfruta sirviéndole un té ficticio que él degustaba con visible deleite. Mientras juega con su pequeña, observa a su esposa con verdadero amor.

—Tesoro, ¿qué te parecería tener una hermanita? —dijo él, dejando delicadamente la diminuta tacita de té.

La pequeña lo miró con atención y, primeramente, pareció disgustada, pero se dio cuenta de que tendría a alguien más con quien jugar. De un salto, abrazó fuertemente a su padre y después a su madre, que los observaba con ternura desde la puerta de la habitación de juegos.

M. D. Álvarez 

miércoles, 26 de marzo de 2025

La sombra.

Él finge que no le importa dejarle su cama a ella. Él se iría a dormir al salón; su espalda se resentía. A medianoche, decidió probar el suelo; ni comparación. 

Hacia las tres de la mañana, escuchó un chirrido proveniente de su dormitorio. Creyó que era ella, pero lo que salió sigilosamente fue una aterradora sombra que se fue alargando hasta casi el techo. Se deslizó hasta el sofá, donde debería estar él, pero al no encontrarlo, la sombra pareció perpleja.

Cuando de pronto, desde el salón, él accionó los interruptores, iluminando el salón haciendo que la sombra huyera y no volviera. Ella estaba a salvo.

M. D. Álvarez 

martes, 25 de marzo de 2025

Corazón roto.

Él finge que no le importaba, pero por dentro tiene el corazón destrozado. Ella era la chica de sus sueños; lo había ninguneado, sometiéndole a todo tipo de coqueteos para luego dejarlo por un maromo del tres al cuarto. 

Con él habría alcanzado la felicidad duradera, pero prefirió el riesgo. Así terminó sus días la chica de sus sueños, muerta en una cuneta, olvidada por todos. Pero a él sí le importaba y cazó al desaprensivo que mató a su chica. Aunque ella lo hubiera dejado, no se merecía morir así...

M. D. Álvarez 

lunes, 24 de marzo de 2025

Salobre

Su piel salobre hacía de su naturaleza una fuente de nutrientes que eran aprovechados por las minúsculas criaturas que buscaban en su presencia la habilidad de alimentarse. Él siempre ayudó a sus congéneres. 

Su hábitat de origen era submarino; como buen tritón, se debía a su amada, la mar, que lo colmaba de caricias con sus olas. La mar, suave y mansa, lo mecía en sus dulces aguas cuando no lograba conciliar el sueño.

Él, como buen hijo, la cuidaba y evitaba que la hirieran los seres terrestres que siempre trataban de mancillarla.

M. D. Álvarez 

domingo, 23 de marzo de 2025

Clarines y trompetas

Un eco lejano de clarines y trompetas resonaba en los cielos aterciopelados de aquel reino mágico. Cada vez que se escuchaba ese eco, era signo de que otra hermosa criatura había nacido en su mundo de colores, seres etéreos y legendarios.

Aquel maravilloso eco era por un lindísimo angelote de ojos verdes y tirabuzones rubios. Sus padres adorables no daban crédito: él era un hermoso hombre lobo y ella, una adorable sirena. ¿Cómo era posible que de ellos dos naciera aquel angelito?

Daba igual; su benjamín era reverenciado por todos y cada uno de los habitantes del mundo fantástico. Siempre hay vida tras el murmullo de clarines.

M. D. Álvarez 

El laberinto.

Lo había perdido de vista tan solo unos segundos y ya no lo veía. Corrió para ver si lo alcanzaba, pero se adentró cada vez más en el gran laberinto con muros de setos impenetrables. No dio con él e intentó volver por el mismo camino, pero se perdió aún más.

Él se había dado cuenta de que ella se había perdido. La oyó llamarlo; estaba a un par de encrucijadas de él y le dijo que no se moviera, que iba a por ella.

Había descubierto un pasadizo secreto que no figuraba en el mapa. En dos minutos, estaba justo detrás de ella. La cogió de la mano y la arrastró dulcemente tras él, llevándosela al pasaje secreto que los condujo al centro del laberinto, donde se hallaba un antiguo templete ornamentado con rosas rojas.

M. D. Álvarez 

sábado, 22 de marzo de 2025

Sempiterna.

El interés que ella ejercía sobre él lo abrumaba de forma arrolladora. Se sentía observado en todo momento; incluso cuando quería estar solo, no conseguía quitarse esa sensación de ser constantemente acechado. Necesitaba ocultarse; sabía que ella lo buscaría incansablemente. 

Su sempiterno amor lo abrasaba cada vez que lo localizaba; se fundía en un apasionado abrazo y lo devoraba a besos. Él necesitaba respirar, pero su amor era inextinguible. 

También la amaba, pero necesitaba explorar sus límites y, para eso, necesitaba escapar de su eterna enamorada.

Cada noche, cuando él dormía, ella lo acariciaba con ternura y le decía que lo amaba con locura, que su amor era eterno y que satisfacía todas sus necesidades. Hubo un día en que ella no lo colmó de caricias y besos, y eso le preocupó; salió a buscarla, encontrándola pensativa.

—¿Me amas? —preguntó ella.  

—Siempre —dijo él.

—¿Y entonces por qué me rehuyes? —alegó ella, visiblemente triste.  

—Solo necesito algo de intimidad —terció él compungido. 

—Está bien, solo tienes que decírmelo y te dejaré un rato solo —adujo ella con una sonrisa arrebatadora. Creía que el objeto de su amor no la amaba, pero todo lo contrario: sí que la quería.

M. D. Álvarez 

La clase. 2da parte..

Su aprendizaje le llevó a sufrir castigos continuos, pero moderados, ya que el maestro sabía que su furia estaba dentro. Él seguía siendo vivaz y amable; las instrucciones de su entrenador lo llevaban a canalizar su ira con una destreza sublime. Antes de terminar el curso, debía internarse en una de las grutas más peligrosas del país. 

Debía encontrar un pergamino que había estado perdido durante diez años; en el pergamino se mostraba el código genético supremo. La preparación  de su adiestrador le ayudaría  orientarse en la oscuridad, sobreponerse al frío glacial y mantener su estabilidad bioquímica. 

En uno de aquellos pasadizos estrechos, se encontró con una cámara abovedada en cuyo centro un sitial bellamente tallado se alzaba majestuoso. Sobre el asiento se encontraba un pergamino enrollado, visiblemente ajado. Lo tomó con delicadeza y lo metió en un tubo de muestras, y se dispuso a salir. 

Las enseñanzas de su tutor lo habían llevado a realizar una de las mayores hazañas de todos los tiempos.. 

Una vez fuera, se dirigió hacia el aula donde su maestro, al verlo llegar, no daba crédito a sus ojos; ni él mismo había logrado salir en tan poco tiempo, y mucho menos con el pergamino.

M. D.  Álvarez 

viernes, 21 de marzo de 2025

La nueva frontera.

Aquella noche sin luna, él debía encargarse de la extracción de sus compañeros tras la última misión realizada en tierras inhóspitas y peligrosas. 

Él era un líder aventajado y sobradamente preparado para todo tipo de contingencias y batallas. De por sí, siempre se consideraba un idealista redomado; sus amigos se metían con él por su inconformismo. Solo había una voz discordante: ella adoraba su carácter. 

Justo en aquella noche sin luna, cuando su capacidad de protección se puso a prueba, supo que algo iba mal al no verla con el grupo de rescate. Dejó a sus compañeros y se fue a buscarla. La encontró pensativa, mirando al horizonte.

"¿Tenemos futuro?",le preguntó ella, percibiendo su presencia.

"Claro que lo tenemos", dijo él, susurrándoselo al oído.  "Ven conmigo", le dijo, tendiéndole la mano. Ella lo siguió; él le mostró un lugar en el horizonte. 

Era un enclave no descubierto por nadie ; ningún humano se había adentrado tan lejos en la naturaleza salvaje e indómita. 

Solo él se adentró sigilosamente en aquel majestuoso claro; lo descubrió haciendo una inspección antes de realizar la misión. Le mostró cómo la naturaleza se abría camino tras una devastación. 

"Si la naturaleza puede sobrevivir, nosotros podemos lograr todo lo que nos propongamos", dijo él, mostrándole una hermosa flor de color carmesí que crecía sobre un manto de fresca hierba.

M. D. Álvarez 

jueves, 20 de marzo de 2025

Enemigos ancestrales.

La verdadera historia de por qué los licántropos son enemigos acérrimos de los vampiros se fraguó con el comienzo de la creación, cuando todo era de una oscuridad manifiesta. No había ni un ápice de luz hasta que el hacedor prendió la luz, y las criaturas, otrora dantescas, se volvieron feroces. Pues la luz les lastimaba y heria. 

Dos criaturas sobrevivieron al estallido de luz; buscaban las tinieblas, pero el hacedor creó una extraña, pero a la vez maravillosa, criatura de una belleza transparente y arrebatadora. 

Ella sería la causante de la enemistad entre licántropos y vampiros. El licántropo quedó hechizado por tan portentosa belleza y se acercó sumiso y manso. Ella posó su mano sobre su augusta cabeza y lo eligió como pareja. 

Las envidias del vampiro lo llevaron a asesinar a tan adorable y luminosa criatura, destrozando el corazón del licántropo, que, furioso, despedazo al maldito vampiro, juró no perdonar jamás a los de su especie. 

Vagó bajo la forma de un hombre aguerrido, salvaje y fiero, a las órdenes del gran hacedor, quien, al ver la maldad del vampiro al asesinar a su primorosa criatura, ordenó al licántropo vagar entre dos mundos: el humano y el bestial, para poder dar caza a las bestias más aterradoras de los confines del universo.

M. D. Álvarez 

El mundo onírico.

Ella tenía una belleza enigmática y arrolladora, pero destructiva. Ahora que él había abandonado el mundo en un accidente, lo amaba apasionadamente y, al no estar, apagaba su añoranza en malas compañías que solo la buscaban por su cuerpo. 

Todas las noches soñaba con él en un mundo onírico donde se amaban locamente. Ella sentía sus caricias y sus besos, y cuando estaba a punto de consumar su unión, se despertaba húmeda y triste porque él era el único al que entregaría su más dulce posesión. 

Pero aquella fatídica noche se había tomado una sobredosis de barbitúricos y se fue junto con su amado al mundo onírico del que nunca regresó.

M. D. Álvarez 

miércoles, 19 de marzo de 2025

El día del padre.

Su pequeña lo era todo para él. Desde que su mujer murió, la chiquitina era su único consuelo para levantarse todas las mañanas, preparar el almuerzo de su pequeña y llevarla al colegio. Después de dejarla, se perdía en un ensueño donde su esposa lo seguía amando, hasta que la recogía. El grupito de madres lo miraba curiosas; solo una de ellas conocía su historia, conocía la tristeza de aquel padre que, con puntualidad británica, llevaba y recogía a su pequeña.

Él, apoyado en la verja del colegio, vio salir corriendo a su chiquitina. Llevaba una preciosa taza que había decorado con la huella de sus manitas alrededor, y en letras grandes ponía: "Al mejor padre del mundo". Se arrodilló y abrazó a su pequeña, que, perpleja, preguntó: "¿No te gusta, papi?"

—Sí que me gusta, mi amor —dijo con una sonrisa melancólica, cogiendo aquella adorable taza con una mano y aupando a su preciosa hijita con su otro brazo. Se fueron a dar un largo paseo por el parque, donde la chiquilla se montó en un columpio. Para alegría de ella, su padre era un príncipe y la empujaba con cuidado. Ella le decía: "¡Más alto, papi! ¡Más alto!".

Mientras el sol se ponía, el padre se sentó en el columpio, sosteniendo la taza con cariño. La niña, con una risa contagiosa, seguía pidiendo más altura. En ese momento, comprendió que su amor perduraría siempre. Con cada empujón, sanaba un poco más su corazón roto, abrazando el presente.

M. D. Álvarez 

Imagen generada por Luzia 

La copa del sommelier..

La copa medio llena de aquel Vega Sicilia, con aromas afrutados y toques de compota, eucalipto y mentol, tenía los taninos precisos para su degustación áspera que percibimos en boca, especialmente en la lengua y las encías. Con el buque preciso de las barricas de cedro, se la veía orgullosa de ser el contenedor de aquel caldo que iba a ser catado por el mejor sommelier. Se la llevó a los labios y sorbió un poquito, paladeándolo con satisfacción; la copa sintió un profundo placer al ver la cara de satisfacción del catador.

El sommelier, con una sonrisa de aprobación, dejó que el vino descansara un momento en su boca, permitiendo que los complejos sabores se desplegaran por completo. La copa, sintiendo el orgullo de su contenido, brillaba bajo la luz tenue del salón. Cada sorbo era una sinfonía de sabores, una danza entre la acidez y la dulzura, con un final largo y persistente que dejaba una sensación de plenitud.

El catador, finalmente, dejó la copa sobre la mesa con un gesto de reverencia. "Este Vega Sicilia es una obra maestra," murmuró, mientras la copa, satisfecha, se preparaba para el siguiente brindis.

Era la añada perdida del primer Vega Sicilia; en 1915 se descubrió una sola botella en la bodega de la familia Eloy Lecanda, fundada en 1864.  

M. D. Álvarez

martes, 18 de marzo de 2025

El cetro maldito.

Sobre aquel pedestal se hallaba el cetro más majestuoso de todos los mundos conocidos y desconocidos. 

Su fabricación fue un misterio; ni siquiera se conoce al hábil orfebre que supo combinar las aleaciones de tantos metales nobles. El cetro estaba formado con una mezcla de oro bruñido, plata de ley, titanio, paladio y rutenio. 

La aleación de estos metales recibió el nombre de Auagtipdru; ya es un nombre impronunciable, pero es lo que hay. 

Después de fundir todos los metales, alearlos, los vertió en un precioso molde con forma de caduceo. 

Esperó a que se enfriara y lo desmoldó. Tras tener el cetro en bruto, lo talló con ricos detalles e incrustó la joya de la corona: un rubí rojo como la sangre de 10x10 La historia de este rubí es dramática y maldita.

Al parecer, fue hallado en una cripta sobre un ataúd de cíclopeas proporciones. Recibió el sugerente nombre del "corazón del titán". El explorador que lo halló creyó que haría una fortuna, pero solo encontró la muerte en extrañas circunstancias. 

Los herederos se curaron en salud y arrojaron tan hermoso presente a uno de los cientos de portales interdimensionales que había en aquel mundo. Lo que no saben es que el orfebre que talló tan ricamente el sempiterno cetro lo maldijo para toda la eternidad. 

Solo se podría romper la maldición si el verdadero hijo de la luz lo portara sobre el trono de los mundos, y hasta ahora, todo aquel que ha intentado tomar el cetro para subyugar a los mundos ha perecido en drásticas condiciones.

M. D. Álvarez 

El enigmático lobo dorado.

Aquel enigmático lobo de pelaje dorado se quedó mirándola. Se acercó a ella, que tendió su mano para que él aproximara su hocico y la oliera. Si se volvían a encontrar, él la reconocería. Tenía una herida en la pata delantera, pero no demostró dolor; había peleado con un puma y aún no sabía por qué debía defenderla. Más lo hizo; algo en su interior se removió al verla indefensa ante un sanguinario puma.

Ella trató de retenerlo, pero no lo logró; solo pudo seguirlo hasta la orilla de un río caudaloso. Sus huellas la guiaban río arriba, pero de repente las huellas de lobo se convirtieron en huellas humanas que se dirigieron al interior de la floresta. La pérdida de sangre era abundante, así que se dio prisa; debía localizarlo si quería salvar a su defensor. Lo halló acurrucado en el hueco de un árbol caído.

Ella hizo fuego y cubrió su cuerpo con una manta. Él apenas llevaba un pantalón corto ajado. Su hombro estaba gravemente desgarrado; debía detener la hemorragia, así que puso el machete en el fuego y, cuando estuvo al rojo, aplicó el machete candente sobre las heridas, consiguiendo que la hemorragia cesara. El joven de aspecto salvaje ni se inmutó; seguía inconsciente.. 

Ella permaneció cerca de él por si se despertaba. Habían pasado más de cuatro horas desde que lo encontró. De pronto, se dio cuenta de que la observaba con aquellos hermosos ojos azules; la observaba curioso la reconoció.  Una amplia sonrisa afloró, dejando ver unos dientes blancos y perfectos.

Ella no se acordaba de él; ya se habían conocido, pero como humanos. De aquello habían pasado ya 7 años.

Ella parpadeó, tratando de recordar. Su mente se llenó de imágenes borrosas de un pasado lejano. ¿Quién era este hombre que ahora yacía herido frente a ella? La conexión entre ellos era innegable, pero los detalles se le escapaban.

Él intentó incorporarse, pero el dolor lo detuvo. Ella lo empujó suavemente hacia abajo, susurrándole que descansara. Mientras tanto, buscó en su mochila algunas hierbas medicinales que había recogido durante su viaje. Preparó una infusión y la aplicó sobre las heridas, esperando que ayudara a acelerar la curación.

La noche cayó, y el bosque se llenó de sonidos nocturnos. Ella se sentó junto al fuego, observando las llamas danzar. De vez en cuando, miraba al hombre, esperando que despertara de nuevo. Finalmente, él abrió los ojos y la miró fijamente.

—¿Quién eres? —preguntó ella, su voz apenas un susurro.

Él sonrió débilmente.

—Soy alguien que te debe la vida, una vez más. Nos conocimos hace muchos años, en un lugar muy diferente. Pero ahora no es el momento de hablar de eso. Debemos salir de aquí antes de que el puma regrese.

Ella asintió, aunque las preguntas seguían arremolinándose en su mente. Ayudó al hombre a levantarse y, apoyándolo en su hombro, comenzaron a caminar lentamente hacia el río. La luna llena iluminaba su camino, y el sonido del agua les daba una sensación de calma.

Mientras avanzaban, ella no podía dejar de pensar en el misterio que rodeaba a este hombre-lobo. ¿Qué había pasado hace siete años? ¿Por qué se había transformado en un lobo? Y, lo más importante, ¿qué significaba su reencuentro?


Mientras avanzaban por el bosque, el hombre comenzó a hablar, su voz apenas un susurro en la noche.

—Hace siete años, yo era un joven explorador, igual que tú. Nos conocimos en una expedición en las montañas del norte. Tú estabas estudiando las plantas medicinales de la región, y yo estaba investigando la fauna local. Pasamos semanas juntos, compartiendo historias y conocimientos. Pero un día, me adentré demasiado en el territorio de una antigua tribu. Fui capturado y, como castigo, me transformaron en un lobo. Desde entonces, he vagado por estos bosques, atrapado entre dos mundos.

Ella lo miró, sorprendida. Ahora recordaba aquellos días en las montañas, la conexión que habían compartido. Pero nunca había imaginado que su destino hubiera sido tan trágico.

—Intenté encontrarte —continuó él—, pero la maldición me impedía acercarme a los humanos. Solo podía observarte desde lejos, protegiéndote cuando podía. Y ahora, el destino nos ha reunido de nuevo.

Ella sintió una mezcla de tristeza y esperanza. Sabía que debía ayudarlo a romper la maldición, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Sin embargo, estaba decidida a intentarlo.

—No te preocupes —dijo ella, con determinación—. Encontraremos una manera de liberarte. No estás solo en esto.

El hombre sonrió, agradecido por su apoyo. Juntos, continuaron su camino, sabiendo que el verdadero desafío aún estaba por delante.

M. D. Álvarez 

lunes, 17 de marzo de 2025

La clase.

"El carácter se forja" era el lema de su instructor. Sus clases eran susceptibles de considerarse de alto riesgo; su carácter era vivaz, pero el tutor se encargaría de cambiar su optimismo o lo expulsaría. 

El primer día, expulsó a quince alumnos que se negaron a golpear una columna de Wing Chun. Él la golpeó como le ordenó su maestro, al igual que los otros 20 alumnos que permanecieron atentos a las enseñanzas de su entrenador. Las clases siguieron mermando; en cada lección que les mostraba, eran cada vez más duras y exigentes. Los enfrentaba unos contra otros. Él siempre obedecía, pero su carácter seguía siendo vivaz y optimista. 

Se lo llevó a parte y le golpeó. Sabía que su carácter era un problema; sus clases eran duras e insufribles. "Tienes que ser más duro que tu enemigo", dijo el maestro, golpeándose repetidas veces. 

Él sabía que tenía un potencial inextinguible, pero no deseaba mostrar su don, así que encajó los golpes hábilmente, lo que sorprendió a su entrenador, que dejó de golpearlo cuando vio en su mirada una chispa de furia.

Continuará...

M. D. Álvarez 

Susurros de amor..

Su boca de fresa, mordiéndose el labio, lo tentó y la acercó un poquito más hacia él; la besó con delicadeza. Ella sintió una oleada de calor, pero no se apartó; le gustaba aquel hormigueo que sentía cada vez que lo veía.

Él la miró a los ojos, perdiéndose en su profundidad. Sus manos se entrelazaron, y el mundo a su alrededor pareció desvanecerse. Cada beso era una promesa, cada caricia un susurro de amor eterno. 

Ella cerró los ojos, dejándose llevar por la magia del momento, sintiendo que, en sus brazos, había encontrado su hogar.

M. D.  Álvarez 

domingo, 16 de marzo de 2025

El código genético.

Él se perdió en la intensidad de sus ojos verdes. Tardó varios segundos en reaccionar y atender a lo que le estaba preguntando. Ella le inquirió si se conocían, ya que su cara le resultaba muy familiar.

Él le dijo que no, pero que ya le gustaría haberla conocido. Ella sonrió de forma seductora; ella sí se acordaba de él, pero de eso ya habían pasado diez años. Él era un militar de las fuerzas especiales trasladado a un nuevo destacamento; ella era su superior en rango.

Él se quedó mirándola, tratando de recordar. La sonrisa de ella se amplió, y con un gesto de la mano, lo invitó a sentarse en una mesa cercana. 

¿Sabes para qué has sido seleccionado? —le preguntó ella.  

Ejercicios de motivación e incremento de fuerza —respondió él, sabedor de que era carne de cañón y aspiraba a ser una fuerza imparable para realizar las misiones más arriesgadas. Fue entonces cuando la reconoció. Ella había llevado a un grupo de soldados desmotivados a ser unos auténticos boinas verdes. Él había intentado alistarse, pero todavía era muy joven para enrolarse.  

Ella supo que él la había reconocido, pero no quiso asustarlo.  

El experimento que llevaremos a cabo te pondrá al límite de tus fuerzas .Ella lo mira fijamente a los ojos, su sonrisa se desvanece y su expresión se vuelve seria.
"Este no será un entrenamiento normal. Habrá riesgos, y las consecuencias podrían ser irreversibles. ¿Estás seguro de que quieres seguir adelante?"

Él asiente con determinación, pero por dentro siente un escalofrío. Algo en su mirada le dice que se está metiendo en algo mucho más grande de lo que había imaginado.

Tienes un código genético que te hace susceptible a la manipulación genética sin ningún tipo de errores —dijo ella, visiblemente emocionada ante las posibilidades que se iban abriendo—. Podrás acabar con los enemigos sin ningún esfuerzo.

Él se quedó un instante pensativo, pero asintió, sería como un conejillo de indias.

Continuará...

M. D. Álvarez

En el altar de sacrificios.

Ahora me encuentro al pie del altar, a punto de ser sacrificada a un dios sin nombre. Estoy a la espera de que alguien me rescate y me libere de mi inmolación.

Ya es tarde. Veo venir al oficiante con la daga de diamante. Además, para eso me ofrecí. El sacerdote, con su toga especial para sacrificios de color azul, con borlas doradas y filigranas en color sangre, está listo. Levanta la daga con ambas manos y, zas…

… la hunde en mi corazón.

Pero, ¿cómo es posible si aún estoy viva? Entonces me doy cuenta de que morí y mi espíritu se niega a avanzar; por algún motivo, permanezco en este lugar.

M. D. Álvarez

sábado, 15 de marzo de 2025

Tabla Esmeralda.

Dentro de la gran pirámide había unas cuantas salas secretas, pero la que nos interesa fue descubierta en el año 2026. La sala recibía el enigmático nombre de "Iluminación"; en ella se hallaba un gigantesco ara de sacrificios tallado en esmeralda y grabado en él símbolos cuneiformes. 

En la misma sala se encontraban siete hornacinas con sendas efigies de siete dioses, los principales. Sobre el ara se encontraba una daga de sacrificios tallada en rubí, con una empuñadura de lapislázuli. 

Lo más sorprendente de aquella sala se encontraba detrás del ara: era un atril de basalto rojo con una gran tabla de esmeralda. Al parecer, esa tabla era la tabla esmeralda de Thot, que los antiguos griegos buscaron con desesperación y veneraban con el nombre de la tabla esmeralda de Hermes Trismegisto. 

Pero lo que nadie conoce es que ni Thot ni Hermes son los constructores de tan enigmática tabla. Esta llegó con el origen de la vida para ser descubierta cuando la humanidad o cualquier criatura pensante se quisiese comunicar con el creador de la vida.

Y os preguntaréis para qué era el ara y la daga. Las instrucciones son bien claras: el devoto del corazón más puro será sacrificado sobre el ara por el gran sacerdote de Thot con la daga de sacrificios, y su sangre será drenada para lavar la tabla. Una vez bañada la tabla, surgirá una conexión continua...

Ahora solo hay que encontrar a alguien con el corazón más puro y lo demás irá rodado.. 

Continuará...

M. D. Álvarez 

jueves, 13 de marzo de 2025

La súcubo.

Todas las noches, aquel pequeño súcubo provocaba cortes de luz y creaba una estática chisporroteante que le daba una leve descarga eléctrica al objeto de sus deseos cuando este iba a dar la luz. Él era un joven inquieto y simpático.

Ella lo seguía allí a donde fuera y se comunicaba con él a través de las leves descargas.

Una noche, el joven decidió seguir las señales eléctricas hasta un rincón oscuro de su casa. Allí, entre sombras y destellos, vio la figura etérea del súcubo. En lugar de asustarse, sonrió y extendió su mano. 

La criatura, sorprendida, se acercó y tendió su mano antes de tomarse un leve chisporroteo. Ella era un demonio femenino que se había encaprichado de aquel joven que, al parecer, no le tenía miedo.

M. D. Álvarez 

martes, 11 de marzo de 2025

Almuerzo y besos.(R.E.C)

—Adiós, mamá, adiós —se despidió desde el porche antes de coger la Triumph para dirigirse a la universidad.

—No se te olvide nada —dijo su madre con una gran sonrisa.

El joven subió corriendo los escalones, abrazó y besó a su dulce madre, que le había preparado un delicioso almuerzo.

—Hasta la tarde, mamá —salió corriendo; tenía que recoger a su chica y dirigirse a la universidad.

Tardó cinco minutos en llegar a su casa. Allí lo esperaba, sentada en el balancín. Se subió a la moto y salieron disparados. Las clases transcurrieron tranquilas; entre medio se comían a besos, con calma.

M. D. Álvarez 

lunes, 10 de marzo de 2025

La casa de los horrores.

La aldaba sonó con dos golpes secos: TOC TOC.  
El portalón se abrió lentamente y una niñita de cinco añitos dijo: "¡Truco o trato!". Era una ricura; iba disfrazada de Miércoles Adams.  
"Trato", dijo la joven de dieciocho años. Con una enorme bolsa de chuches, le dio la bolsa entera, que ocupaba casi tanto como la chiquilla. La pequeña salió feliz, enseñando la gran bolsa de chuches que le habían dado en aquel caserón, ajena al drama que se estaba fraguando en esa casa.  

La joven de dieciocho años era una integrante de una facción que, junto a su compañero, habían sido secuestrados con el único fin de conseguir información. 

Mientras ella abría la puerta, los secuestradores torturaban a su compañero. Cuando cerró la puerta, el secuestrador que la vigilaba se acercó a ella y notó cómo la olía. "Tira para dentro, no quiero que mi compañero mate a tu amigo".

El salón lucía como una película de terror. En medio de la sala, su compañero estaba sentado en una silla; el otro secuestrador se cebaba con él. "Conseguiré que grites de dolor", dijo, golpeándole salvajemente, pero él no emitía ni un solo quejido.

Ella sabía que, cuando acabaran con él, se cebarían con ella. Solo esperaba que la chiquilla avisara a la policía; en la bolsa que le había entregado, había introducido un número de teléfono.

"Eh, tú, llévala arriba a ver si le sacas algo".

El secuestrador la empujó escaleras arriba y la introdujo en uno de los dormitorios. La arrojó sobre la cama y le desgarró el niki, dejando sus pechos blancos al descubierto. Los apretó lujuriosamente, le dio la vuelta y le arrancó los pantalones, bajándole las bragas. La penetró con violencia. "Te haré gritar y me dirás todo lo que sabes", dijo él mientras la penetraba una y otra vez, hasta que de pronto se escuchó un estruendo y un fuerte golpe: pasos escaleras arriba y una férrea mano que lo atenaza, sacándolo de encima de ella y arrojándolo escaleras abajo, rompiéndose la columna.

Su compañero, ensangrentado, la cubrió con cuidado con una manta y se sentó a su lado hasta que llegaron los antidisturbios. La chiquilla había cumplido. Él no se movió de su lado a pesar de estar mal herido. "Siento haber tardado tanto", dijo apesadumbrado.

Los antidisturbios irrumpieron en la habitación, asegurando el lugar. Ella, temblando, se aferró a su compañero. Juntos, sabían que la pesadilla había terminado, al menos por ahora.

M. D. Álvarez 

El Phirolhas.

En aquel espacio-tiempo se respiraba serenidad y paz, como si el simple hecho de no mencionar las guerras, no sucedieran. Pero los pobladores de ese espacio-tiempo eran curiosos; buscaban realizar buenas acciones y no se les ocurrió otra cosa que invitar a la bestia más sanguinaria y salvaje del universo: un Phirolhas. 

Su solo nombre asusta, pero ellos eran confiados y no veían el mal. Solo bastó una ojeada del Phirolhas para sumir en el terror y el caos aquel espacio-tiempo. Sus más de 90 metros de altura, cuerpo de gorila, brazos y piernas de lagarto, pero con escamas de fuego, cabeza de toro con ojos llameantes y una espantosa cola terminada en horribles cabezas de serpientes.

Los pobres habitantes se vieron abrazados por el mero hecho de haber invitado a tan dantesca y destructora criatura, que solo conocía el mal más puro y espeluznante. 

Sacado de su infierno y hogar, se dedicó a sumir en el caos más aberrante a aquel espacio-tiempo que solo quería mostrar algo de bondad.

M. D. Álvarez 

domingo, 9 de marzo de 2025

El guayabo.

Ella tenía su grupito de amigas que se reunían para charlar de lo divino y de lo humano cuando, una tarde, una de sus amigas dijo:

—Menudo guayabo tan provocador —siseó con lujuria, mirando por la ventana.

Angie se giró y lo vio segando el césped con calma. Segaba arriba y abajo; parecía estar luciéndose, pero ni mucho menos él era así con todo.

Angie dijo: "¡Ni lo soñéis, chicas! Es mío." Y salió al jardín con una gran jarra de agua fría y un vaso. Se acercó a él y le susurró algo al oído, haciendo que él soltara una carcajada. Tomó el vaso y ella le sirvió el agua fría, que él bebió con calma, tras de lo cual hizo una reverencia marcial en dirección al grupito de amigas que, locas de rubor, se arremolinaban en el porche.

—Si vamos, tus animalas ya las tienes excitadas —dijo ella con una sonrisa pícara, sabiendo que él solo la amaba a ella.

A continuación, él la cogió por la cintura y la besó con pasión, dejando desangeladas y ojipláticas a todas sus amigas.

M. D. Álvarez
M. D. Álvarez 

En el río.

Al lado de la ribera de aquel pequeño riachuelo, donde los árboles permitían ver el sol, este atacaba inmisericorde a los pobres bañistas que se refrescaban en las frías aguas que aquel arroyo les brindaba. Ella, bajo la sombrilla, vigilaba a sus compañeros que, como lobos, se lucían con juegos de lucha para ver quién se ganaba sus favores. 

Ella estaba indecisa, si por el joven de pelo largo, al que todavía no habían logrado atrapar, o por el rubicundo fanfarrón al que todos temían. Los vio a los dos cuchichear y mirarla. 

—Uyyy, algo están tramando estos dos —se dijo ella. 

El joven de pelo largo se lanzó al río y comenzó a salpicar al fanfarrón, que se vanagloriaba de ser el primero en meterse al agua. Se lanzó en persecución del joven que estaba saliendo del agua. En ese momento, solo había dos posibilidades: o esquivarlo y que cayera al agua, o pararlo en seco..

¿Qué creéis que hizo? Os lo diré: lo esquivó en el último segundo y el que embestía cayó de bruces en el agua, mientras el otro soltaba una sonora carcajada y se dirigía hacia ella, que con preocupación se esperaba que la mojara. Pero nada de eso; la cogió en brazos y se metió con ella en el río. 

Ella, sorprendida y riendo, se aferró a su cuello mientras él la llevaba al centro del río. El agua fría les envolvía, pero la calidez de su risa y la chispa en sus ojos lo hacían todo más llevadero. El fanfarrón, aún recuperándose de su caída, los miraba con una mezcla de envidia y diversión.

—¡No te creas que te saldrás con la tuya! —gritó el fanfarrón, saliendo del agua y sacudiéndose como un perro mojado.

El joven de pelo largo, sin dejar de sonreír, le respondió:

—¡Tendrás que atraparnos primero!

Y así comenzó una nueva persecución, esta vez con ella en brazos, riendo y disfrutando del juego. El fanfarrón, decidido a no quedarse atrás, se lanzó de nuevo al agua, creando una ola que los salpicó a todos.

Entre risas y juegos, ya sabía con quién deseaba estar, puesto que al terminar la persecución, sin que el bravucon lograra cogerlos, la dejó suavemente en su tumbona y le besó dulcemente la mano a la vista de todos los presentes.

M. D. Álvarez 

La princesa y el tridente.

En aquel tenebroso bosque habitaba una hermosa princesa que cuidaba de sus bellas criaturas. Un buen día, mientras paseaba, localizó un claro donde nunca habia recordó haber estado. En el centro del claro, un majestuoso tridente de oro y zafiros la llamaba con leves susurros que embaucaban sus oídos para que se acercara y tocara el regio tridente.

Cuando iba a tocarlo, una voz le preguntó: "¿Estás segura de querer tocarlo?"

Ella se volvió hacia el lugar de donde provenía la voz, pero no vio a nadie y siguió acercándose.

La voz le insistió, diciendo: "No habrá vuelta atrás", pero esta vez se lo susurró al oído. Ella se asustó, pero permaneció en pie ante el solemne tridente que persistía en llamarla con voz sinuosa.

Tras ella se materializó una entidad extrañamente familiar. Le recordaba a su hermano pequeño, aquel que desapareció en las bravas aguas marinas.

"No lo toques, porque aunque te prometan regresar lo más amado, nunca lo cumplen", oyó decir a la figura espectral de su hermano.

Ella se contuvo y no tocó el sublime tridente que, al ver que no atraparía a la princesa como había logrado atrapar a su pequeño hermano, se transformó en un tridente oxidado y carente de valor. Ya no parecía tan señorial ni magnífico; tan solo era un tridente maldito que, al no lograr hacerse con sus víctimas, perdía todo su encanto y atractivo.

M. D. Álvarez.

sábado, 8 de marzo de 2025

El día de la mujer.

Ella era la más sensata del grupo, con la cabeza en su sitio. Todos valoraban sus decisiones y, cuando surgía algún problema, ella se encargaba de solucionarlo. Aquel día no iba a ser diferente, o sí, quién sabe. Uno de sus mejores amigos la invitó a desayunar y le dijo que ese día ella debía ser agasajada. La llevó a una de las mejores cafeterías de la ciudad, donde su grupo de compañeros le había preparado una sorpresa: todos reunidos bajo una gran pancarta que decía "Gracias por ser nuestra luz, ahora y siempre".".

Él le dijo que no solo deberíamos agradecértelo en este día, sino en todos. —Sabes que te quiero más de lo que puedo expresar. Pero brindó por ti, mi mejor amiga, y brindó por todas las mujeres, dijo alzando la copa. —Ya que sin ellas no estaríamos ninguno aquí.

Ella sintió un puntito de orgullo; su mejor amigo sabía cuán importante era ella para su grupo. Llevaba años agradeciéndole sus preocupaciones por su grupo de amigos.

Cuidaba de que todo saliera como debía, sin esperar nada a cambio, pero hoy se dio cuenta de lo mucho que la apreciaban.

M. D. Álvarez 

Dedicado a todas las mujeres, no solo hoy por ser el Día de la Mujer, sino por todos los días que nos dedicamos a trabajar y cuidar de que todo salga bien.

La niñez perdida.

En él había un talento natural; su forma de escribir era sorprendente. Con tan solo coger un bolígrafo, algo se apoderaba de él: una fuerza imparable que le hacía escribir sin descanso. Pero aquella vez fue diferente; no estaba escribiendo, sino dibujando. El resultado de los trazos fue una efigie que lo observaba curiosa e inquisitiva.

La efigie parecía cobrar vida con cada trazo. Sus ojos, profundos y misteriosos, parecían seguir cada movimiento del artista. De repente, una brisa suave recorrió la habitación, y el dibujo comenzó a brillar tenuemente. El artista, asombrado, sintió una conexión inexplicable con la figura que había creado, pero, tal y como vino, aquel don se esfumó cuando dejó de ser un niño.

M. D. Álvarez 

viernes, 7 de marzo de 2025

Muslos a la boloñesa.

Los muslos de pollo se negaban a tenderse sobre aquel aceite; debían sofreír los muslos de pollo, que seguían sin querer dorarse en aquel aceite de oliva.

—Yo soy el mejor aceite de oliva sobre el que te deberías derretir —dijo el aceite, visiblemente airado por la descortesía de aquellos torneados muslos que se creían especiales por ser muslos label. 

Y querían ser cocinados por un chef de seis estrellas Michelin y no por un patoso mozalvete que había preparado la apetitosa salsa boloñesa de bote para añadirle unos miserables espaguetis. 

Sin embargo, había cuidado mucho de comprar el mejor aceite de oliva para poder dorar aquellos muslos esquivos. 

Por mucho que se quejaron, terminaron dorados por aquel apetitoso aceite de oliva que tan caro le había salido al cocinillas.

M. D. Álvarez 

jueves, 6 de marzo de 2025

El boleto

Había comprado aquel boleto dos días antes de que saliera el sorteo. Lo dejó sujeto con un imán en la nevera. 

Su estabilidad monetaria era escasa; casi no tenía ni para comer. 

El día del sorteo ni lo miró; creía que él no tenía suerte, hasta que sus amigos le insistieron que comprobara los números agraciados. 

No daba crédito: era el único ganador. Lo compartiría con todos aquellos que lo habían apoyado en los momentos más complicados. El premio era el más cuantioso de todos los tiempos.  

No era un maniroto , pero tuvo a bien regalar a sus amigos varios millones y todavía le quedaba una gran cantidad que ingreso en un banco donde le daría pingües beneficios y ya no estaría tan apretado al final de mes.

M. D. Álvarez 

Cautivada por la bestia.

Él, un hombre lobo generoso, atlético y sensible estaba enamorado de una voluptuosa y hermosa joven de turgentes pechos y caderas cimbreantes. 

Ella lo deseaba; cada vez que lo veía, se sentía azorada y ruborizada. No sabía dónde meterse para que él no la viera tan nerviosa, hasta que un día se encontró de frente con él y no tuvo escapatoria. Él se dio cuenta al instante, sonrió; no sabía que tenía ese efecto sobre ella.

—¿Estás bien? —preguntó él, sabedor del efecto que ejercía sobre ella.

Ella no sabía dónde mirar; toda azorada, acertó a decir que sí. 

—Ven, acompañame —dijo él cortésmente, ofreciéndole el brazo.

Ella aceptó el brazo y lo siguió. La llevó a su casa, la invitó a pasar. Ella rehusó al principio, pero finalmente entró. Él le ofreció un refresco frío y la invitó a sentarse.

—Adoro tu candidez y tu rubor —dijo él, visiblemente emocionado.

Ella sentía cómo el calor volvía a su hermoso rostro; él estaba a pocos centímetros de su cara, lamió suavemente su mejilla, haciendo que el rubor disminuyera.. Ella lo rodeó con sus adorables brazos, sintiendo el latido acelerado de su corazón. 

Él la miró a los ojos, esos ojos que siempre lo habían cautivado. Ella, sintiendo el calor de su cuerpo y el latido de su corazón, se dejó llevar por la emoción del momento. Sus labios se encontraron en un beso suave y tierno.

El beso se prolongó, intensificándose. Sus lenguas se encontraron en un juego sensual, mientras sus cuerpos se acercaban cada vez más. 

Un escalofrío recorrió su espalda cuando él susurró a su oído: 'Eres perfecta'. Ella sonrió, sintiendo que su corazón se derretía por él.

M. D.  Álvarez 

miércoles, 5 de marzo de 2025

Fisioterapeuta con manos de oro.

Sus manos eran de oro, al igual que su gran corazón. Fue ella quien trató sus lesiones de una forma magistral.

Era la misma que trató a su madre antes de caer enferma. Después de que su madre falleciera, siguió siendo un asiduo paciente de tan suaves y fuertes manos.

M. D. Álvarez

Este relato corto está dedicado a Susana Conde Villarino, la fisioterapeuta con las manos más maravillosas de todos los fisioterapeutas a los que he ido.

martes, 4 de marzo de 2025

El peregrino soñador.

Eddin Ben Jafer vive en la aldea de Sinnüris, al sur de El Guiza, junto a la antigua ciudad de Tikupaht*.

Tiene la tez morena, ojos castaños y pelo negro azabache. No es rico, pero posee un puesto de perfumes en el mercado de Al Jizah, que le da para vivir y alimentar a su mujer Amina y a sus dos hijos Yacub y Abdullah.

Profesa la religión musulmana y todos los días se dirige a la máschid*, de la gran ciudad de Al Fayyüm.

Un día cuando se encontraba orando, oyó una voz que le decía:

- Eddin debes peregrinar a la ciudad santa de Makkah*, debes realizar la Hichra*.

Eddin se sintió desplazado a otro lugar, pero cuando se dio cuenta, estaba en la misma máschid de Al Fayyüm. Sorprendido, miro a su alrededor, para ver quien le había hablado. Al no ver a nadie, salvo a los allí orantes y al muecín que no hicieron ademán de haberle dirigido la palabra. Volvió a su casa, donde le contó a su mujer Amina, lo que le había pasado y esta a su vez le contó que había tenido un sueño muy extraño. En el que Eddin se encontraba ante la Kaaba*, que ya no era negra, sino que irradiaba un gran resplandor de luz, que hacia fulgurar a toda la Makkah.


Eddin se decidió por fin; realizaría el gran viaje a la ciudad santa de los musulmanes. Tenia que ver la Kaaba, para saber que significaba el sueño de su esposa y aquella voz.

Pero para tan larga peregrinación necesitaría mucho dinero, así que la pospuso para el próximo año. Que seria el año mil de la era musulmana y seria el mas adecuado para realizarla, ya que asistirían miles, quizás millones de peregrinos y el seria uno de ellos.

* Mirar glosario al final

Eddin trabajó arduamente en su puesta de perfumes de la ciudad de Al Jizah, trabajaba noche y día en la creación de nuevos perfumes que agradasen a su clientela, pues sabia que eran personas importantes y pagarían lo que fuera por un buen perfume de rosas, lirios o azucenas. Los suyos eran los mejores de todo el mercado y los alrededores, ya que cuando Eddin trabajaba, ponía todo su empeño en conseguir nuevas esencias mucho más fragantes y frescas.
 Una vez ahorrado lo suficiente, para realizar la hichra, comenzó los preparativos para partir hacia la ciudad de Al Madïnah*.
 
La primera jornada realizo la travesía de Sinnüris a Al Qahirah*, en cuyo mercado compro las provisiones necesarias para emprender las siguientes jornadas.
 
En la segunda y tercera jornada, cubrió la distancia que separa Al Qahirah de An’ Nakhl, en el istmo del Sinä’. Durante estas dos jornadas todo fue muy tranquilo o incluso algo aburrido.

Sólo a partir de la cuarta jornada comenzó a cruzarse con peregrinos que volvían de Makkah, pero estos no cumplían con la ley no realizaban la peregrinación en el último mes del año musulmán

Atravesó el Sïnä’con una caravana, que venia desde Al Khartü, una ciudad nubia muy apegada a la religión musulmana. A la cabeza de la caravana iba el efendi* Jabal Ben Sahrä, que le permitió acompañarles hasta la ciudad de Al Madïnah, con la posibilidad de emprender otra travesía hasta la ciudad sagrada de la Makkah.

Eddin se sintió muy complacido, por el ofrecimiento del efendi Jabal, ya que no se presentaría otra oportunidad de ir seguro hasta la Makkah. Según había oído otros peregrinos no habían tenido tanta suerte habían sido recogidos por otras caravanas que los golpearon y robaron, dejándoles tirados en pleno desierto sin ropas y sin víveres

Pero el efendi, era un ferviente creyente, que cumplía con la ley del Qáraa al pie de la letra también practicaba las Columnas del Islam* y sabia que todo peregrino es un creyente ducho en el Qáraa*.

Durante la octava jornada acamparon en Tabük, tras un día de viaje agotador. Al realizar la oración de medianoche, sintió lo mismo que en la máschid de Al Fayyüm, de nuevo esa voz que le martilleaba en su cabeza.

- “Eddin, tu serás llamado por todos mis hijos, Yálah Ben Jeper*, el nuevo Mahdí*. Pero antes deberás besar la Kaaba, sólo cuando la hayas besado sabrás lo que quiere significar tu nombre. No deberás decirle a nadie, nada de lo que te he dicho”.

El efendi, agradecía la buena disposición de Eddin, para poner en práctica una de las muchas costumbres musulmanas.

Todas la noches tras la oración del anochecer, se sentaban ambos al amor de la lumbre, y discutían sobre los preceptos del Nabí* Muhámmad* y de las vicisitudes de la creación.

Estas discusiones, duraban hasta altas horas de la madrugada, tras las cuales Eddin se tumbaba bajo las estrellas, observando el cielo raso cuajado de estrellas y se preguntaba cual seria su origen.

Al igual que muchas otras veces, en el transcurso del viaje, se había preguntado, la razón de que aquella voz le hablase a él. Pero las respuestas se le escapaban, cuando se quedaba profundamente dormido.

Entre Qal’ at al Mu’ Azam y Ad Där al Hamrä, en el wadhih* de Qalibath, la caravana fue atacada por los temidos bedaui*, pero estos se encontraron con una escolta magníficamente arengada por el efendi Jabal, que combatía como un tigre, gracias a su valor los bedauis fueron vencidos,

Estos, eran una de las tribus nómadas, que pueblan el desierto. Son el terror de peregrinos y caravanas, que se aventuran solos en el desierto. Son sanguinarios y crueles, todos aquellos que caían en sus manos, no volvían para contarlo, ya que desaparecían en el desierto, quizás asesinados o muertos de insolación o hambre,

El resto del viaje transcurrió sin contratiempos el efendi y Eddin se apreciaban mutuamente. Una vez en Al Madïnah, observo como el efendi daba zakat* a todo mendigo y peregrino hambriento. Eso, a los ojos de Allah*, era un acto de amor y respeto.

Eddin continuo con la misma caravana, que ahora se dirigía hacia la ciudad de At Tä’if, a unos setenta y cinco kilómetros al oeste de Makkah.

A tan solo un día de Makkah se encuentra la ciudad de Jiddah, en cuyas puertas se agolpan millares de peregrinos y pordioseros, que se pelean, por un mendrugo de pan que llevarse a la boca.

Eddin, se hospedo en casa de un familiar del efendi, que lo colmo de comodidades y le vistió con ropas nuevas. Abdul, que así se llamaba, era una buena persona. Permaneció en su casa por lo menos una semana, para descansar de tan largo y agotador viaje.

Pero a Eddin, le resultaba muy pesado, cargar con su persona una familia tan agradable y creyente, además esa semana le pareció una verdadera eternidad, debía partir cuanto antes.

Tenia que cumplir, lo que le había dicho la voz. Así que, se despidió con un fuerte abrazo, de su buen amigo Jabal, prometiéndole pagarle su ayuda, a la vuelta de su visita a Makkah.

Y partió hacia la ciudad santa, que parecía un hervidero de gentes, todas ellas eran peregrinos, como Eddin. Eran como una gran ola, que invadía toda la Makkah e iban en una sola dirección, hacia el Templo de Al-Haram.
 Por fin estaba ante el gran templo, en cuyo interior se halla la Kaaba y el Pozo Zamzam. Todo ello cubierto, con un pabellón de seda negra.

Según cuentan las tradiciones musulmanas, la Kaaba fue edificada por Adán y reconstruida, tras su destrucción por el diluvio, por Abraham. También ciertas leyendas nos dicen, que en el interior de la Kaaba, se hallan las dos lágrimas de Allah y que el pozo Zamzam fue la herida que le causaron los hombres cuando se apartaron del buen camino.

Al fin, Eddin se encontraba ante el pabellón de seda negra, ante su destino y se encamino hacia el. Según se iba aproximando, sentía que sus piernas se negaban a seguirle, pero debía hacerlo, así que se armo de valor y fue realizando las siete vueltas alrededor de la Kaaba, al concluir la séptima, se introdujo en el lugar mas sagrado del Islam.

Cuyo interior estaba bañado de un resplandor, que procedía del interior de un receptáculo. La habitación se encontraba lujosamente ornamentada, con filigranas en plata, sobre un fondo de oro bruñido, rociado de perlas negras.

En el centro de del receptáculo, se encuentran los dos objetos de culto, mas venerados de todo el Islam. Las dos Lágrimas de Allah. La Piedra Negra y la Piedra Blanca.

Las dos piedras se encuentran ingrávidas, en el centro del receptáculo, el cual esta primorosamente labrado en oro acrisolado. Nada parecía retenerlas, flotando como dos pompas etéreas.

Eddin no podía distinguir sus formas, porque irradiaban un resplandor, que cegaba a todo el que entraba en la Kaaba, por eso, todos lo peregrinos besaban la piedra negra, porque no veían la blanca.

Eddin, se acerco protegiéndose; los ojos con el brazo, y besó primero la piedra blanca, después la piedra negra. Al contrario, de cómo lo venían haciendo los demás peregrinos, que solo besaban; la Piedra Negra.

Tras besarlas, la habitación se fundió en una luminosidad tan cegadora, como el crisol, que no cesaría jamás. Al fin había ocurrido lo anunciado por los Nabí tiempo atrás, mucho antes que la llegada del Nabí Muhámmad, que también lo anuncio.

-“Llegara un día, en el que un peregrino soñador bese las dos piedras. Su amor hacia Allah, será tan grande y profundo, que iluminara a las naciones enteras, los que la vean, no podrán apartar su vista de ella y la seguirán donde esta les lleve. Su luz partirá desde el corazón de Allah, que estará en la Kaaba. Todos los pueblos se unirán, en torno al nuevo Mahdí, que predicará la paz entre los pueblos y el amor eterno a Allah. Su nombre será Yalah Ben Jeper y sus fieles, vendrán de todos los confines de la tierra, serán tan numerosos como estrellas pueblan el cielo, pero el más humilde de sus fieles será un efendi venido de las oscuras tierras de Nubia. El cual dará su fortuna, a los pobres necesitados hijos de Allah, convirtiéndose, en el mas humilde y amado de los siervos de Yalah”.

La vida de Yálah, transcurrió pacifica, fue un magnifico padre. A su muerte le sucedió su hijo Yacub, el primogénito, al cual había inculcado, con mucho amor la creencia de que Allah, es el dios de todos los pueblos, solo que unos lo conocen con uno u otro nombre, pero al final, son todos uno.
 Yalah murió en el mes de Duhiya, el mes de la pascua grande, a la edad de 199 años, junto a el estaban sus treinta y tres hijos, sus tres esposas, entre ellas la primera, Amina su favorita, también el mas humilde de sus fieles, Jabal recibió la bendición del nabí.

Aquí termina la historia del peregrino soñador, que un día hizo caso de una voz y se convirtió, en el nuevo Nabí, de los hijos de Allah.


Glosario
Traducción de términos árabes y algunos significados:
  Tikupaht: Casa de Phat. Menfis.
  Máschid: Mezquita. Adoratorio.
  Makkah: La Meca.
  Hichra: Hégira. Huida. Peregrinación a la Meca.
  Kaaba: Caaba. Cubo o caja.
  Al Madïnah: Medina. La ciudad.
  Al Qahirah: El Cairo. La Victoriosa.
  Efendi: Señor.
  Qáraa: Corán. Proclamar, pregonar, leer.
  Islam: Salvación.
  Columnas del Islam: Cinco reglas que han de cumplir todo buen musulmán y son las siguientes:
   Shahada: Afirmación que se recita en ocasiones especiales: “No hay mas dios que Allah; Muhámmad es el enviado de dios
   Sala: Son las cinco oraciones realizadas a lo largo del día.
   Sawm: Ayuno realizado en el mes de Ramadán.
   Zakat: Limosna dada a los pobres.
   Hichra: Mirar significado arriba.
  Yálah Ben Jeper: Hijo de Allah, el que hace renacer el Sol.
  Mahdí: El guiado por Dios.
  Nabí: Profeta.
  Muhámmah: Mahoma.
  Wadhih: Oasis.
  Zakat: el significado aparece en las Columnas de Islam.
  Allah: El Único.


M.D. Álvarez


Luchadores Siamés.

En aquella pecera se había fraguado un conflicto territorial entre dos peces luchadores de Siam. Su ferocidad y mala baba los hacían incompatibles para convivir en un mismo acuario. Las hembras, revueltas, no se decantaron ni por uno ni por otro. 

Los dos luchadores siameses se lanzaban dentelladas que herían sus hermosas aletas. 

Pudo ser peor, ya que el ser gigantesco que lo observaba todo sacó a uno de los dos contrincantes, al que peor estaba, y lo depositó en un acuario nuevo junto a una preciosa hembra que lo cuidó hasta que recuperó sus fuerzas y sus brillantes y grandes aletas, que fluían mecidas por la corriente del gran acuario que le había brindado el gran monstruo de cuatro extremidades y una gran cabeza.

M. D. Álvarez 

lunes, 3 de marzo de 2025

Habilidades mejoradas. 2da parte.

Mientras observaba los escombros del búnker, una mezcla de asombro y temor lo invadió. Sabía que sus nuevas habilidades eran extraordinarias, pero también comprendía que debía aprender a controlarlas. Decidió que lo mejor sería hablar con su superior inmediato,  para informarle de lo sucedido.

Al llegar a la oficina del general, notó que todos los ojos estaban puestos en él. Las noticias de su hazaña en el gimnasio y el búnker se habían esparcido rápidamente. El general, un hombre de pocas palabras pero de mirada penetrante, lo recibió con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Soldado, he oído cosas sorprendentes sobre ti esta mañana. ¿Qué tienes que decir al respecto? —preguntó el general.

Él relató todo lo sucedido desde su visita al laboratorio de hibridación hasta el momento en que destrozó el búnker. El general escuchó atentamente, sin interrumpirlo, y al final, asintió lentamente.

—Esto es algo sin precedentes. Necesitamos evaluar tus capacidades y determinar cómo podemos utilizarlas de manera segura y efectiva. A partir de ahora, estarás bajo observación constante y trabajarás con un equipo especializado en habilidades mejoradas. ¿Entendido?

—Sí, señor —respondió él, consciente de que su vida estaba a punto de cambiar drásticamente.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, no pudo evitar pensar en las implicaciones de sus nuevas habilidades. ¿Serían una bendición o una maldición? Solo el tiempo lo diría. Pero una cosa era segura: estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se le presentara.

M. D. Álvarez 

domingo, 2 de marzo de 2025

La reina del carnaval.

Con aquel precioso traje de princesita y subida a hombros de su padre, la chiquilla disfrutaba de las comparsas y fanfarrias del desfile de carrozas de carnaval.

—¿Te gusta, cielo? —preguntó su padre.

—Sí, papi, me encanta.

—Mira quién viene por ahí —dijo su padre al ver aparecer a su esposa vestida como la reina del carnaval, subida en la carroza más espectacular de todas. Era la carroza principal, con adornos espectaculares en forma de gran fénix dorado. Ella apareció de entre las alas del gran fénix; bailaba al son de la música con gracia y salero.

Los vio entre la multitud y lanzó sendos besos al aire que tanto su princesita como su amor captaron al vuelo.

—¡Wow, está bellísima, papi!

Él iba ataviado con el traje de guerrero olmeca. 

La música resonaba en el aire, y la pequeña, con su traje de princesita, no podía dejar de mover los pies al ritmo de las fanfarrias. Su padre la sostenía con fuerza, disfrutando también de la alegría que emanaba su hija.

—¿Ves, cielo? —dijo él mientras señalaba a su esposa—. Esa es tu madre, la reina del carnaval. Ella siempre brilla como el oro.

La niña miró a su madre con admiración, sus ojos llenos de asombro. La carroza avanzaba lentamente, y el fénix dorado parecía cobrar vida con cada movimiento de su madre.

—¡Mami! —gritó la pequeña mientras agitaba los brazos en el aire. 

La reina del carnaval se detuvo un momento y sonrió, reconociendo la voz de su hija entre la multitud. Con un gesto elegante, hizo una pausa en su danza y se inclinó para lanzar otro beso lleno de amor hacia ella.

—¡Eres mi tesoro! —gritó la madre—. ¡Te amo!

El padre sonrió al ver la conexión entre ambas. Era un día especial no solo para ellos, sino para toda la familia. Mientras continuaban observando el desfile, comenzaron a notar otros trajes espectaculares y carrozas llenas de colores vibrantes.

—Mira esos bailarines —dijo el padre—. ¿Te gustaría unirte a ellos más tarde? —preguntó él, recordando cómo también había pertenecido a uno de aquellos grupos antes de conocer a la que sería el amor de su vida y futura reina del carnaval.

La niña asintió emocionada, deseando ser parte de esa magia.

Después de unos momentos más de disfrute, la carroza se detuvo y su madre hizo una señal a los bailarines para que se acercaran. Ellos comenzaron a danzar alrededor de la carroza, creando un espectáculo impresionante.

—¿Quieres conocerlos? —preguntó su padre, animado por la energía del momento.

Con una sonrisa radiante, la niña respondió:

—¡Sí! 

Bajó rápidamente de los hombros de su padre y corrió hacia donde estaban los bailarines. Su madre se unió a ella, brillando con su vestido deslumbrante mientras se movía al ritmo de la música. 

El padre las observaba con orgullo y felicidad. En ese instante, se dio cuenta de que esos momentos eran los que realmente importaban: ver a su familia unida en medio del carnaval, disfrutando cada segundo juntos.

M. D. Álvarez 

Habilidades mejoradas.

Su llavero era un recuerdo de Afganistán: una bala del calibre .45 que le extrajeron del hombro. Esa bala estaba dirigida a su teniente. Su deber para con su comando era cuidar de que todos regresaran sanos y salvos. Notó cómo se deslizaba de su bolsillo y atrapó al ladrón que trataba de hacerse con su suvenir. El chiquillo se quedó blanco, soltó el llavero y echó a correr.

Llegó a su casa, dejó el petate en el suelo y se sentó en el sillón. Los había traído a todos de vuelta a casa. 

Cada día era más complicado cumplir la misión y traerlos a salvo de vuelta. Se estaba pensando en la oferta del laboratorio de hibridación; si conseguía mejorar sus tiempos de reacción, ¡bienvenido sea! A la mañana siguiente, se dirigió a dicho laboratorio, donde, tras someterlo a diversos exámenes médicos, le inyectaron un suero color violeta. 

Tras tres horas esperando los resultados, le dijeron que ya se podía ir a casa y que, si notaba algún cambio físico, regresara. Esa noche durmió profundamente, pero sus sentidos estaban alerta; oía todo lo que pasaba en la ciudad. 

Cuando despertó, estaba completamente relajado; no recordaba cuándo había sido la última vez que había dormido tan bien. Se fue al gimnasio; fue allí donde se dio cuenta de que algo había cambiado en él: destrozó el saco de boxeo de un solo puñetazo, levantó 500 kilos sin ningún esfuerzo y estaba sorprendido; no digamos los demás clientes del gimnasio, que se quedaron boquiabiertos. 

Se dirigió al cuartel general donde su comando se entrenaba; allí utilizó el búnker para probar sus nuevas fuerzas y desató toda su furia, arrasando el búnker por completo.

Continuará...

M. D. Álvarez 

sábado, 1 de marzo de 2025

El día de Don Carnal.

Su aspecto por la noche le daba un aire de misterio, y si recibía los rayos de la plateada Selene, era mucho más interesante. Su bien cuidado traje y sus modos respetuosos le conferían un aire príncipesco, pero todo cambiaba al ver a la bella Selene; lo hechizaba, y su animal interior surgía de improviso, conservando su buena educación y respeto por las bellas criaturas que, sorprendidas por las habilidades del apuesto licántropo, se deshacían en halagos y mimos, dispensando caricias al calmado licántropo que solo tenía ojos para una de aquellas deliciosas jovencitas que lo miraba de una forma que parecía querer arrancarle aquel bien cuidado traje y hacerlo suyo allí mismo.

Dicha jovencita iba vestida para tal ocasión; era la reina del baile y su enamorado licántropo la colmaba de atenciones. Lástima que tan solo se pudieran amar en un día como aquel. 

Ah, que no os he dicho en qué día ocurrió este encuentro, pues fue en el día de Don Carnal, fecha muy apropiada para desatar los deseos más carnales de todas las criaturas, tanto celestiales como oscuras.

M. D. Álvarez

La estrella.

Solo le faltaba una carrera para ganar la liga. El lanzador era un atlético joven de pelo largo y unos ojos increíblemente azules.

El bateador se vanagloriaba de tener el brazo más fuerte, capaz de eliminar a cualquier lanzador, pero no conocía al portento que estaba a punto de destrozarlo.

Su lanzamiento fue tan potente que ni lo olió 250 km/h. Strike 1.

Segundo lanzamiento: 300 km/h. Strike 2.

La última bola le imprimió un efecto curvo y a una velocidad de 350 km/h.  
Strike 3, eliminado.

Su equipo logró ganar la liga gracias a la nueva estrella de ojos azules.

M. D. Álvarez