Su ganado era lo más importante para él, y con tan solo un vistazo se dio cuenta de que le faltaba uno de sus mejores ejemplares. Al parecer, habían pastado en un terreno colindante con el prado de los toros.
No cabía ningún subterfugio con aquel toro bravo que miraba con deseo a sus dóciles vacas. Si tan solo se hubiera conformado con preñar a una, pero no a su favorita, ¿dónde se ha visto un toro que sucumbe a los encantos de una dulce frisona?
Se dirigió al dueño de tan bravo toro, exigiéndole que atara en corto a aquel ejemplar de magnífico toro jabonero, a lo que el dueño le respondió que era un ejemplar tan suntuoso que no podía mantener las vacas alejadas de él.
M. D. Álvarez
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