sábado, 17 de mayo de 2025

Combate a muerte.

Todo comenzó con un deseo de muerte. Aquel reto lo llevaría a enfrentarse con el más cruel de sus enemigos, que se vanagloriaba de no haber sido vencido en ninguna lid. Pero él conseguía sacarlo de quicio por la forma de luchar; se entregaba al máximo con todo su ser, y su contrincante ponía todas sus energías en el primer golpe, así no esforzarse. 

Aquel duelo sería el último para él; su deseo de vivir tranquilo lo llamaba cada vez más. No anhelaba seguir luchando y, con aquel enfrentamiento, lograría ser considerado un no vencido jamás, por lo que nadie osaría retarlo de nuevo. 

Fue un combate largo y salvaje. Su contrincante, una mala bestia de 2 metros y semejante a un armario ropero, usó su mejor golpe al principio, pero él logró esquivarlo, golpeándolo en las costillas. La pelea continuó alrededor de tres horas, en las que nuestro protagonista esquivó casi todos los golpes y propinó certeros puñetazos a su adversario. El combate era a muerte, así que él buscaba la manera de retorcer el cuello. Por fin logró tenerlo de rodillas y le rompió el fornido cuello. La pelea había terminado y solo quedaba él en pie. Su vida, después de la inapelable victoria, fue tranquila y apacible.

M. D. Álvarez 

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