jueves, 1 de agosto de 2024

El arma definitiva.

De allí nadie volvía, o si volvía, lo hacía verdaderamente cambiado, pero no para bien.

Los ingresados en aquel hospital de campaña eran como conejillos de indias, experimentaban en sus cuerpos de formas inimaginables. Buscaban el arma perfecta que logrará destruir batallones enteros.

Los transformaban en monstruosos lobos sanguinarios, bestias mitológicas como equizna, basilisco y quimeras.

No sé qué pasó en aquel hospital, pero alguno de aquellos especímenes logró huir aniquilando toda la guarnición, a todos los médicos y criaturas varias, sin dejar ninguno vivo.

Todas las noches, sus aullidos resonaban en mi cabeza.

M. D. Alvarez 

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