Le gustaba observar los fenómenos extraños. Ahora los buscaba con verdadera devoción para descubrir qué le había pasado a su esposa.
Según cuenta la leyenda, aquellas luces eran los flecos del traje de la diosa Aurora que portaba los primeros rayos de sol. Así era su amada esposa.
Ella era la única que lo mantenía estable y cuerdo. Así que perseguía los primeros rayos solares en busca de su esposa. Algún día lograría encontrar a su dulce amada.
M. D Alvarez
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