jueves, 29 de agosto de 2024

La fachada.

Tras aquella fachada de hombre duro y pendenciero, no había nada más que su carácter irascible e inquieto.

Ese mismo carácter fue el que lo obligó a romper los lazos sociales con el exterior, pero aún conservaba su corazoncito latiendo con más fuerza de lo que él hubiera deseado.

Sus sentimientos hacia sus amigos eran fuertes y nobles, lo que lo llevó a no romper sus relaciones con ellos.

Siempre que lo necesitaban, acudía en su ayuda. Su fachada de irascible e inquietante era para aquellos que no lo conocían; para su círculo de amigos, era su baluarte. Acudían a él cuando tenían algún problema.

Se había retirado de la sociedad por su salud. Su sangre estaba tremendamente alterada por la radiación a la que fue sometido. 

Su cuerpo había evolucionado de forma extraordinaria, pero ni sus amigos conocían los problemas de salud de su compañero..

Bueno, ninguno no, ella conocía su dolor y iba siempre que podía a visitarlo. Sabía que la mera compañía le aliviaba. ¿Lo quería? Por supuesto, pero su evolución era inestable y no se podía atar a él. Aunque lo amaba por encima de todo.

M. D. Álvarez

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