jueves, 29 de agosto de 2024

Amor efímero.

La tetera silbaba con fuerza. No se había dado cuenta de que la tenía al fuego. La cogió con la mano desnuda y se quemó, pero no dejó ver que le dolía. Ella había ido a contarle su pesar y él la escuchaba. 

Le sirvió un té de jazmín con un azucarillo, sabía sus gustos y lo que pasaba por su mente. Tardó diez minutos en confesarle lo que sentía por él, pero no podían estar juntos en esta vida. 

Él también le confesó su amor, sabía que no podría durar mucho. Él se moría y no podía soportar todo el dolor que sufriría ella con su desaparición. 

Ella bebió de la tacita que le había servido él y vio la quemadura en su mano. Se la cogió con ternura y le besó la abrasión. Aquella sería la última noche que pasarían juntos. A la mañana siguiente, él yacía muerto a su lado.

M. D. Álvarez 

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