Sus suelas habían recorrido todos los caminos polvorientos y no podía dar un paso más. Tenía que parar sus doloridos pies.
Llevaba a cuestas la friolera de 100,000 km recorriendo todos y cada uno de los caminos, por muy aislados que se hallaran.
Ahora le tocaba descansar y cargar las pilas en el único lugar donde se encontraba verdaderamente a gusto, en una encrucijada, donde se encontraban cuatro caminos,
Cuando se decidiera por cuál ir, sería el momento de cambiar las suelas y partir.
M. D. Álvarez
M. D. Alvarez
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