miércoles, 31 de julio de 2024

Luchadora.

Nací con los puños cerrados y llorando, señal de que sería una luchadora. De chiquitina me tocó lidiar con un monstruo depravado que me usó como un saco de boxeo. 

Todavía no tenía fuerzas suficientes para defenderme, pero gracias a mi determinación y tesón, me fui entrenando para las siguientes embestidas de la vida. 

Al siguiente cabrón que quisiera golpearme, se lo haría pagar con una furia desmedida; le lloverían ostias de todas partes. Así aprenderían, o por lo menos se lo pensarían antes de golpear.

M. D.  Alvarez 

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