¿Qué ocurriría si no hubiera nada después de la muerte? ¿Qué nos impediría hacer lo que nos diera la gana? Nada, salvo nuestro sentido de la ética. Pero los que no tienen ética, esos son los dueños del mundo.
Más aún, así la ética prevalece sobre la razón con más fuerza si cabe que la maldad intrínseca que radica en todos y cada uno de nosotros.
Eso es lo que nos hace controlarnos y pensar antes de actuar, aunque a veces aparecen filósofos como Platón que plantean nuevos interrogantes y nuevas respuestas.
M. D. Alvarez
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