Soy su seguro servidor, sin ellas yo no sería más que una sombra en la penumbra. En cambio, con sus sones, soy capaz de escribir y escribir sin parar.
Así es su talento de elevar mi corazón hasta cotas tan altas e inimaginables.
Este pequeño poema va dedicado a The Corra. Desde que mis musas os han oído tocar y cantar, están felices y satisfechas.
No paran de danzar y transmitirme su saber, que yo voy cazando al vuelo. ¡Gracias, gracias, gracias!
M. D. Alvarez
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