Él era un ávido observador del cosmos ideó un método para desviar la trayectoria de los asteroides que se aproximaban a la Tierra.
Debían permanecer una serie de flotillas en órbita; su cometido era utilizar redes de titanio para recoger los grandes y pequeños asteroides y soltarlos fuera del influjo de la gravedad de la Tierra. Pero ese método solo servía para asteroides, y lo que acababa de descubrir era mucho más aterrador: dos trozos desgajados de una enana blanca se dirigían hacia nuestro planeta azul, y para frenar aquellos guijarros no había nada que pudiera desviarlos. Aquel acontecimiento sería el elemento ligado a la extinción, más conocido como ELE.
M. D. Álvarez
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