No lograba comprender por qué ahora sí sus sentimientos eran tan profundos. No se lo dijo antes de embarcarse en aquella misión suicida. Ella era un miembro clave para su equipo, por eso le costó horrores dejarla en tierra, aún en contra del mandato de su superior.
El equipo se temió algo, pero permaneció unido. La misión se torció no por su falta de concentración; era capaz de dejar los líos de faldas a un lado y llevar a cabo la misión con los ojos cerrados, pero la base en la que tenían que infiltrarse estaba en sobreaviso.
Aunque logró sobreponerse, no pudo evitar ser herido; aún así, sacó a su equipo de aquel atolladero, regresando al cuartel general.
Su grupo no supo que lo habían herido hasta que descendieron de la nave. Ella lo esperaba al pie de la escalerilla y, al no verlo salir, subió. Lo encontró agarrado a los mandos; su férrea determinación y resolución los trajo a casa a costa de su vida.
"Siempre fuiste un encantador de la muerte; la evitabas y jugabas con ella. Siento haberte obligado a elegir", dijo ella, sollozando. Había perdido a su mejor amigo por haberle confesado que lo quería con locura.
Continuará...
M. D.Álvarez
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