Una noche, mientras se amaban, ella lo besaba con pasión y notó que él estaba ausente.
—¿Dónde estás? No te siento aquí —preguntó ella, rodeando con sus suaves brazos.
—Lo siento, hoy he estado a punto de perder a mi equipo —dijo él mientras acariciaba sus pechos con dulzura.
—Pero no lo has hecho, ¿verdad?
—Sí, pero no puedo ocultarlo más. Mañana he organizado una reunión; voy a comunicar mi relación contigo. Me gustaría que vinieras conmigo —dijo mansamente.
Ella lo besó con pasión y le dijo: —Sabes que iría contigo hasta el fin del mundo; ¿cómo no voy a acompañarte a conocer a tu equipo? Eres el amor de mi vida, mi terroncito de azúcar."
La mañana siguiente, el aire estaba cargado de nerviosismo. Él se miró en el espejo, ajustando su corbata con manos temblorosas. La reunión estaba programada para más tarde, y aunque su mente estaba llena de dudas, la presencia de ella lo llenaba de valor. Ella, sentada en el borde de la cama, lo observaba con una mezcla de amor y preocupación.
—Recuerda, no estás solo en esto —le dijo, levantándose para acercarse a él. Sus ojos brillaban con confianza.
Él asintió, pero su corazón seguía latiendo desbocado. Mientras caminaban hacia la sala de reuniones, su mente giraba en torno a las posibles reacciones de su equipo. ¿Lo aceptarían? ¿O lo verían como un líder débil? A medida que se acercaban a la puerta, sintió que el peso del mundo recaía sobre sus hombros.
Al entrar, las miradas se posaron sobre él. Su equipo estaba reunido, charlando animadamente. Al verlos ahí, sintió una punzada en el estómago; eran más que colegas, eran amigos. Se aclaró la garganta y tomó un profundo respiro.
—Gracias por venir —comenzó él—. Hay algo importante que necesito compartir con todos ustedes.
El murmullo cesó y los ojos curiosos le instaron a continuar. Ella se quedó a su lado, sonriendo con aliento mientras él luchaba por encontrar las palabras adecuadas.
—He estado guardando un secreto —dijo finalmente—. Y creo que es hora de ser honesto con ustedes. Estoy en una relación... con alguien que es muy especial para mí.
Las reacciones fueron variadas: algunos sonrieron, otros parecieron sorprendidos. Él sintió cómo la tensión aumentaba en el aire.
—Y ella está aquí —añadió, señalando a ella que se encontraba a su lado—. Me gustaría presentarles a mi pareja.
Un silencio momentáneo se apoderó del grupo antes de que uno de sus compañeros rompiera el hielo.
—¿Quién es? —preguntó uno de ellos con una sonrisa traviesa.
Él sintió cómo los nervios se disipaban un poco al ver la curiosidad genuina en sus rostros.
—Ella es Angie Sanderson y es mi amor —dijo él finalmente—. Y ha sido una parte fundamental de mi vida.
Ella sonrió ampliamente mientras los murmullos comenzaban nuevamente entre los miembros del equipo. Uno por uno comenzaron a acercarse para conocerla y felicitarlo por su valentía al compartirlo.
La tensión que había estado cargando se desvaneció lentamente mientras observaba cómo aceptaban su relación sin reservas. Las risas llenaron la sala y él sintió una oleada de alivio y felicidad al darse cuenta de que había dado un paso crucial hacia una vida más auténtica.
Después de la reunión, mientras todos celebraban con risas y abrazos, él se giró hacia ella.
—Lo hicimos —dijo con una sonrisa radiante—. No puedo creer que me haya costado tanto tiempo dar este paso.
Ella le dio un suave beso en los labios y respondió: —A veces hay que arriesgarse para encontrar lo que realmente importa.
Desde ese día, su relación floreció no solo entre ellos dos, sino también dentro del entorno que habían creado juntos, convirtiéndose en un ejemplo de amor y confianza para todos a su alrededor.
M. D. Álvarez
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