domingo, 16 de noviembre de 2025

La fuerza de una canción.

Estaban metidos en aquel atolladero por culpa suya, no había prestado la debida atención a la situación que se estaba dando frente a él. Su mente seguía flotando en un mar de dudas; su corazón le decía una cosa, pero su mente no atendía a razones, y aquella situación se hacía insostenible para él. No podía dividirse en dos; la única pieza en común con él era su verdadero amor, y eso era lo que lo estaba volviendo loco. 

El amor por su equipo y el amor por ella eran irreconciliables; tenía que decidirse. Lo único que le faltaba era la pieza clave en todo aquel embrollo.

Su voz comenzó a fluir de forma arrolladora. La canción favorita de ella era lo que los unía, tanto a ella como a su equipo. La canción era de Queen: "Friends Will Be Friends". Sus pulmones, aunque oprimidos, se llenaron de aire y comenzó a cantar. Su voz, al principio inaudible, fue subiendo en tono y fuerza. La presión cesó y, por fin, comprendió que no tenía que escoger. 

Sus amigos percibieron un leve crujido al otro lado de la pared donde se habían llevado a su compañero. Ella oyó el leve susurro casi agónico de su compañero cantando su canción favorita y comenzó a cantar a pleno pulmón. Sus otros amigos la imitaron y, en cosa de dos minutos, la pared cayó. 

Lo que vieron a continuación los preocupó: su amigo y camarada se hallaba medio destrozado. El verdugo que lo había estado torturando le dijo que nunca había visto un tesón tan férreo ni un amor tan puro hacia sus amigos. Ella siguió cantandole al oído mientras él exhalaba su último aliento.

M. D.  Álvarez 

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