Él era uno de los pocos estudiosos que había construido una réplica utilizando diversos artilugios encontrados en la cantera de megalitos que se encontraba en la cantera marítima, a casi 10 kilómetros de Puenteceso.
Eran unas poleas acanaladas, contrapesos y trípodes simples. De lo que no quedaba rastro era del tipo de cuerdas que utilizaban. Él utilizó los materiales de hoy, pero empleó las herramientas del Neolítico: taladros de silex y hachas del mismo material.
Cuando concluyó su obra, la copia era casi idéntica y fue expuesta junto al auténtico Dolmen de Dombate, mostrando que los antiguos moradores del Neolítico eran sumamente inteligentes. Esa era la prueba que necesitaban para afirmar que, si nos proponemos algo, no hay nada que nos detenga.
La exposición se clausuró y los dos dólmenes quedaron como símbolo de hermandad entre los constructores del Neolítico y los estudiosos del futuro.
M. D. Álvarez
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