martes, 4 de noviembre de 2025

Aura de impenetrabilidad.

Los de la ambulancia llevaban cubierto por una sábana empapada en sangre su cuerpo fibroso y musculado. Había sido cosido a puñaladas, por mucho que ella intentó impedir la pérdida de sangre mientras llamaba a una ambulancia. 

Cuando llegaron, estaba tirado en medio de un gran charco de sangre. Los enfermeros más diestros cortaron las múltiples hemorragias y lo trasladaron al hospital, donde ingresó con un paro cardíaco que lograron revertir. Una vez en la habitación, su estado no mejoraba; aun así, ella no se separó de la cabecera de la cama. 

Él había sufrido aquel ataque por culpa de ella; al irse sin escolta, lo obligó a seguirla sin las medidas necesarias de protección. No se había podido equipar debidamente con su aura impenetrable; por eso, sus heridas fueron tan graves. Si ella no hubiera salido, nada de aquello habría pasado.

Tardó cuatro días en despertar, dolorido pero feliz de ver que ella estaba a su lado.

M. D. Álvarez 

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