Por suerte para mí, el demonio que tenía dentro no era visible. Solo lo sacaba si era necesario. Aquella noche no pude mantenerlo oculto y surgió con todo su poder, pero seguro que no sabéis por qué apareció.
Aunque no lo creáis, también tenemos nuestro corazoncito y si vemos alguna afrenta que se esté cometiendo a la vista de todos y sin que nadie haga nada, entonces es cuando uno no se puede controlar y saca a ese diablo que lleva dentro.
Ahí es donde se manifiesta la verdadera naturaleza humana y ahí es donde yo perdí mi identidad secreta.
M. D. Alvare
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