Hasta que cada vez tarden más en regresar y un día ya no regresan, y tu vida vuelve a calmarse y prepararse para un nuevo atisbo de felicidad, aunque efímera, será suficiente para silenciar los llantos anteriores y futuros. Gracias por escuchar mis historias y mis penas.
M. D. Alvarez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario