La pasión con la que llevaba a cabo su tarea lo había bautizado como "el apasionado".
Su trabajo le exigía una gran concentración y pasión. Era guardaespaldas de la más grande cantante y actriz.
Ella exigía que nadie la molestara cuando tenía el día libre. Quería estar tranquila en su casa.
Pero había una pandilla que no dejaba de molestarla. Hasta que llegó él y los espantó a todos, sin miramientos, los arrojó fuera de la propiedad de la bella.
Ella se lo agradeció nombrándolo su guardaespaldas personal.
M. D. Alvarez
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