Y ahora, creía haber superado uno más. Caigo de nuevo al abismo sin fondo.
Caigo y sigo cayendo hasta que logro agarrarme a algo y comienzo a trepar de nuevo.
Mi abuelo me ha ayudado de nuevo. Me ha dado fuerzas y esperanza. Le echo mucho de menos. Murió cuando yo tenía 9 años, pero sigue estando a mi lado en los momentos difíciles.
Es mi ángel de la guarda, que vela por mí en mi ascenso por el abismo.
M. D. Alvarez
No hay comentarios:
Publicar un comentario