Se dio cuenta en cuanto el asesino le seccionó la yugular. Le quedaba muy poco tiempo y le preguntó: ¿Por qué?
- Por futuras víctimas, le respondió apesadumbrado. El joven que con una navaja mariposa le cercenó el cuello.
Era el hijo de una pasada víctima de aquel depravado, que incrédulo se resistía a creerse que lo habían cazado.
Ya no haría más daño a ninguna dulce niñita.
M. D. Alvarez
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