domingo, 9 de junio de 2024

Desde las profundidades del gelido espacio.

El único dolor que unos padres nunca deberían sufrir es la muerte de un hijo, y ellos dos lo habían padecido con su primogénita.

Eso los unió con una fuerza irreductible e inquebrantable que nunca los abandonaría.

Su mutuo amor los cobijó y entrelazó, subiéndolos en un abrazo de eterno amor hacia su querida hija, que ahora velaba por ellos desde allá arriba entre las brillantes estrellas. 

Ahora su pequeña formaba parte de una nueva constelación que cada noche los ilumina..

M. D. Alvarez 

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