domingo, 19 de mayo de 2024

Sin ojos.

Pedro, el oculista, ha salido corriendo como alma que lleva el diablo; su cara de espanto lo dice todo.

Aquel paciente no tenía ojos, pero veía perfectamente, salvo que a lo lejos tenía una ligera miopía. Menudo susto le dio a Pedro en cuanto se quitó las gafas de sol.

No me extraña que saliera huyendo. Hasta yo hubiera puesto los pies en polvorosa si se me hubiera presentado un individuo así.

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