jueves, 16 de mayo de 2024

Algo se rompió en su interior.


La cena se enfriaba en la mesa. La pelea había sido brutal, pero siempre se reconciliaban, aunque esta vez habían discutido delante de los niños. 

Y estos, asustados, se habían escondido debajo de la cama. No salieron hasta que les prometí que no iba a pelear más. 

Pero no pude cumplirlo y a las dos semanas ocurrió lo mismo. Esta vez, no lograron tranquilizarse. Los pequeños los miraron horrorizados; algo se había roto en su interior cuando vieron a su padre tirado en la cocina, sobre un charco de sangre, y a su madre con el cuchillo ensangrentado en la mano.
M. D.  Alvarez 

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