El joven, aunque apuesto y encantador, ocultaba secretos oscuros. La chica anhelaba la libertad que había perdido y empezó a buscar una salida.
Una noche, mientras la luna brillaba en el cielo, se escapó sigilosamente del castillo. Corrió hacia el bosque, donde sus amigos la esperaban con los brazos abiertos. Allí, entre risas y abrazos, encontró la verdadera felicidad: la libertad y el amor sincero.
M. D. Álvarez
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