sábado, 5 de octubre de 2024

Escalofrío.

Mientras se bebía su margarita hawaiana, comenzó a sentir un escalofrío que le recorría la espalda. Algo iba mal, pero no lograba saber qué era. Así que siguió tomándose su bebida sin hacer caso a lo que su instinto le decía. 

Se percató cuando fue a coger su moto, se puso el casco y la arrancó, pero antes de acelerar, algo le golpeó en la espalda, lanzándolo al centro del aparcamiento. Se incorporó presto para responder al ataque, pero no había nadie en los alrededores. Así que, dolorido y tambaleándose, pidió un taxi. Ya recogería su moto.

Al llegar a su casa, el escalofrío se había intensificado, y un presentimiento aún más fuerte le invadió. Entró con cautela, revisando cada habitación, pero no encontró nada. Al llegar a su dormitorio, una figura oscura se abalanzó sobre él, tapándole la boca y arrastrándolo hacia la oscuridad. Un grito ahogado resonó en la noche, mientras la figura lo sacaba por la ventana.

La mañana siguiente, la policía encontró la moto abandonada en el aparcamiento, intacta. La casa estaba vacía, sin señales de lucha ni de la víctima. 

El caso se archivó como una simple desaparición, dejando un misterio sin resolver y un escalofrío que aún recorría la espalda de aquellos que lo recordaban.

M. D. Álvarez 

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